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Carlos Escobar

Música inesperada

El despertar del amor

La primavera llega a todas partes, incluida la música. Son muchos los compositores que, desde los pentagramas, han transmitido las emociones despertadas por esta estación del año. La mayoría de aficionados a la música clásica conocen perfectamente las estaciones de Vivaldi o las de Piazzolla (que deben ser escuchadas desde la perspectiva del hemisferio sur, a diferencia de las del maestro italiano).

Otras obras relevantes son la Primera Sinfonía “Primavera” de Schumann, La consagración de la primavera de Stravinski, la Sonata de violín nº 5 “Primavera” de Beethoven, la suite orquestal de Copland “Primavera apalache”, el vals de Verdi en la ópera “Las vísperas sicilianas” titulado “Cuatro estaciones” o la obra “A la primavera” incluida en las “Piezas líricas” de Grieg.

Otras composiciones menos conocidas son el poema de Delius titulado “Escuchando el primer cuco en primavera”, la suite sinfónica de Debussy “Primavera”, la pieza “El susurro de primavera” del noruego Christian Sinding o el ballet “Las estaciones” de Glazunov.

En cuanto a arias de ópera, son muy conocidas “La primavera que comienza” de Sansón y Dalila y la que hoy les traigo “Tu eres la primavera” del primer acto de La valquiria de Richard Wagner.

Si Tristán e Isolda es la ópera en la que el amor entre los dos personajes es el elemento fundamental sobre el que gira todo el drama musical, en la primera parte de El Anillo del Nibelungo este sentimiento cobra un sublime protagonismo que el compositor refrenda con su mejor música.

Pensemos en el reencuentro casual de dos hermanos gemelos que no se ven desde hace mucho tiempo (Siegmund y Sieglinde). Él llega agotado a una casa tras ser perseguido por sus enemigos. Ella vive en esa vivienda casada infelizmente con Hunding, un pariente de los perseguidores de Siegmund. Sieglinde da un brebaje somnífero al esposo y le cuenta al invitado lo desgraciada que es, encendiendo el impulso amoroso y protector de Siegmund que la abraza. Hay luna llena y los amantes cantan equiparando el amor a la primavera.

Wagner conoce perfectamente los sentimientos humanos y el modo de transcribirlos con belleza y exaltación. El aria de Sieglinde “Du bist der Lenz” (“Tú eres la Primavera”) es una apasionada declaración de amor y admiración al hermano que acaba de reconocer. En ella expresa como ha despertado el amor verdadero y vislumbra una existencia lejos de la opresión de Hunding.

Estas palabras de Sieglinde son las que enmarca Wagner con su magistral música:

“Tú eres la primavera por la que yo suspiraba en el helado tiempo del invierno. 

Mi corazón te saludó con sagrado temor cuando me miraste por primera vez.

Desde siempre todo lo veía extraño, lo que me rodeaba era triste; como si nunca hubiese sabido lo que se me acercaba.

Pero a ti te reconocí enseguida, apenas te vi supe que eras mío; 

lo que escondía en mi pecho, lo que soy, con claridad emergió de mí:

como sonora vibración llegó a mis oídos, cuando en un frío y lúgubre país extranjero vi por vez primera al amigo”.

 

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por Carlos Escobar

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