En estos días de confinamiento, la música es una disciplina artística que se rebela como esencial y recupera el significativo papel que cada vez más se le niega a nivel académico. Seguimos entre las orejeras del sillón de casa y comentamos el programa sobre música rusa que se canceló el día de San José. He elegido el Concierto para piano orquesta nº 1, opus 23 de Chaikovski porque es un compositor que sufrió una prolongada situación de aislamiento social e incomprensión, lo que reflejó en partituras como la Sexta sinfonía o la ópera Iolanta, donde la protagonista es una princesa ciega que vive recluida en su castillo.
El Concierto para piano de Chaikovski es muy conocido por todos los aficionados a la música clásica, por la entrada de las trompas que introducen un tema que es prácticamente un movimiento independiente que ya no vuelve a aparecer. Chaikovski es considerado como el músico del Romanticismo ruso por la inventiva melódica y la potencia instrumental que transmite a través de la orquesta, todo ello bajo una inteligente combinación de elementos de la tradición rusa y de la europea, fundamentalmente alemanes, franceses e italianos.
Centrándonos en la estructura del concierto que hoy les invito a escuchar, diremos que consta de tres movimientos, en los que el piano se muestra tan enérgico como brillante ante la impresionante orquesta con la que dialoga. El primero de ellos, Allegro non trompo e mosto maestoso. Allegro con spirito consta del célebre tema de introducción que ya hemos adelantado seguido del Allegro con spirito constituido por tres temas de variado contenido (una melodía ucraniana, una nostálgica canción de la calle y un apasionado pasaje que pasa de la cuerda al piano). Les recomiendo que presten atención a la difícil y extensa cadenza para el solista que escribe Chaikovski y que es solo apta para pianistas de contrastado nivel.
El segundo movimiento es el Adantino semplice. Prestissimo. Tempo primo. Desde que oímos el tema en la flauta, éste atrapa toda nuestra atención mientras va pasando entre los distintos grupos orquestales hasta que el piano rompe el encantamiento y nos lleva en volandas sobre una ágil canción francesa. Afortunadamente, el piano vuelve al bello tema inicial y se lo pasa al oboe que todavía lo hace más emotivo con su particular timbre.
Finaliza el concierto con un Allegro con fuoco donde volvemos al folclore ucraniano alternado con una melodía que evoca a melodías de la Bella Durmiente. Tras volver a escuchar todos los temas que forman parte del concierto, éste finaliza con la chispa característica del maestro ruso.
Sigan en casa por favor, hay mucho que leer, dibujar, ejercitar o escuchar.