En algún momento de su historia, quizá en la transición de Hernández Ros a Collado, la familia socialista murciana debió adquirir, por no sé qué causa, una suerte de mutación política autodestructiva en su línea germinal. Es un gen oculto en su cuerpo orgánico que desencadena un proceso de apoptosis, generalmente antes o en plena campaña electoral. El órdago del que era candidato a la Alcaldía de Murcia, Pedro López, puede ser comprensible en el plano personal, pero es injustificable en términos de organización política que aspira a ser alternativa. Tengo buena opinión de López, pero le ha hecho un roto al partido que aparentemente le respaldaba, con pintas de portazo premeditado. Solo en la ficción hay héroes y villanos, por lo que presumo que el aparato del PSRM también tiene parte de responsabilidad en la crisis. Por la cuenta que les trae, urge una reacción rápida y certera.