Pasadas las nueve de la noche, el horror homicida, aparentemente del terrorismo yihadista, sembró de cadáveres las calles de París. Más de un centenar de personas inocentes fueron asesinadas con fusiles de asalto y granadas por varios grupos de atacantes en una sala de conciertos y en las terrazas de dos restaurantes. Tres explosiones obligaron además a evacuar el estadio donde jugaban anoche un partido las selecciones de Francia y Alemania. Las autoridades galas estaban en alerta desde hace varios días, pero estos atentados revelan lo difícil que resulta el combate contra este terrorismo de nuevo cuño. Un escalofrío de espanto sacudió anoche a toda Europa, que se solidarizó con las víctimas francesas de esta locura asesina que atenta contra todos los ciudadanos que creemos en la paz, la tolerancia y la democracia en Occidente.