La renuncia del veterano Andrés Ayala, conocida el día en que se cerraban las listas del PP, sorprendió a propios y extraños en Murcia. La comunicó con una nota personal y provocó horas después una minicrisis de Gobierno, dado que la solución improvisada por Pedro A. Sánchez implica la marcha de su consejero de Fomento, Francisco Bernabé, como número 2 al Congreso. Lo de ayer fue un auténtico caos de comunicación política. Lo extraño es que en Madrid cuentan que Ayala adelantó la semana pasada su decisión a Génova y vinculan su adiós a una mancha que se extiende: la fuga de diputados que compaginaban, en régimen de compatibilidad, la política con actividades profesionales. Es el caso también de los números 1 del PP por Málaga y Baleares, que han dado la espantada. Hasta diciembre había codazos para ir al Congreso, pero, visto lo visto estos meses en el Hemiciclo, ya no son pocos los que deciden tomar las de Villadiego para no arder en la pira de la ‘nueva política’.