Un caso real (of course)
La película del mismo título, estrenada en 2010, se basa en la historia de Jorge VI, padre de la actual reina Isabel de Inglaterra, que superó una tartamudez que padecía desde niño a base de perseverancia y fruto de los innovadores métodos pedagógicos de un logopeda australiano, Lionel Logue.
Eran tiempos convulsos, previos a la Segunda Guerra Mundial, que exigían un liderazgo decidido, que uniera y movilizara a los ingleses con un lenguaje cercano y motivador. ¿Cómo podía alentar de esta forma a la nación un rey tartamudo?
Todo el mundo recomienda innovar, pero …
En la actualidad, pocas cuestiones suscitan tanta unanimidad en todos los discursos como la importancia de la innovación, en sentido amplio, como principal motor de prosperidad y de bienestar social en las sociedades modernas.
Proliferan las voces inspiradoras en forma de libros, conferencias, artículos o posts, de procedencia institucional o privada, de índole científico-tecnológica, económica, social, técnica o divulgativa que abundan en los aspectos teóricos y metodológicos de la innovación, así como en las referencias a los casos de éxito más ilustradores.
Estas manifestaciones, todas sin excepción, son favorables a la cultura de la innovación. No tengo constancia de ningún testimonio en contra. Pero sí de autores que se pronuncian de forma más comprometida y transgresora que otros, con el ánimo de provocar cambios y de inducir actuaciones.
Uno de ellos es Virgilio Gallardo, del que ya me hice eco en el post rebeldes con causa. En otro artículo, bajo un titulo tan provocador, y tan sugerente a la vez, “Discursos y mentiras sobre innovación” , desgrana algunos motivos por los que las buenas intenciones se suelen quedar en palabras: falta de tiempo, de recursos y de implicación de los directivos.
Xavi Camps dedica un post a una de estas razones, quizá, junto a la falta de compromiso de los directivos, la más socorrida: la falta de tiempo.
“Pocas fuerzas humanas son tan poderosas como una visión compartida” (Peter Senge)
Es importante generalizar la idea de que la innovación es un concepto transversal e inclusivo, que se basa en las personas, en su creatividad, en su conocimiento, en su motivación, en su capacidad de trabajar en equipo.
Afecta, por tanto, a la sociedad en su conjunto, al sector privado pero también al público, y a los propios ciudadanos, superando los ámbitos puramente científicos y tecnológicos y los planteamientos estrictamente económicos.
El pleno desarrollo de un territorio requiere generar una visión compartida, que los mensajes sobre la innovación lleguen a toda la sociedad y no queden confinados sólo a ciertos entornos especializados. Y que las palabras se traduzcan en hechos concretando actuaciones que prueben que la innovación es una apuesta estratégica real.
Discurso de nuestro Rey
Para una institución de referencia en España, COTEC, innovar es cambiar desde el conocimiento: “innovar es todo cambio (no sólo tecnológico) basado en todo conocimiento (no sólo científico) que genere valor (no sólo económico)”.
Las grandes causas siempre necesitan discursos movilizadores, como el que pronunció nuestro Rey, Felipe VI, el pasado 13/05/16 en el día de la Innovación, en la clausura del acto organizado por COTEC, del que extraemos algunas consideraciones: