Representantes de los distintos sectores vínculos al gastroturismo debaten en Cieza sobre el futuro de Murcia como región gastronómica
Esta pregunta, que fue el punto de partida del nutrido debate celebrado en Cieza el pasado lunes 12 de marzo, en el contexto de la presentación del programa Saborarte 365, es la expresión del convencimiento de la importancia de que todos los agentes implicados en el hecho gastronómico regional, públicos y privados, se conjuren para aunar sus esfuerzos, poner las herramientas y activar los mecanismos que permitan dar un salto de excelencia que convierta nuestra gastronomía en un auténtico motor de desarrollo turístico y, por tanto, económico de la Comunidad.
Y, efectivamente, Murcia, ¿por qué no va a poder convertirse en una región con ‘marca gastronómica’? La excelencia de nuestra despensa, una espectacular panoplia de calidad y variedad de productos, debe tener su correlato en una gastronomía que lleve la marca Murcia más allá de nuestras fronteras. Caben aquí un sinfín de aspectos (formación, profesionalización, promoción, incentivos al talento emergente, unidad en el sector, transferencia de conocimientos y técnicas, coordinación de las administraciones, tematización de destinos… y muchos otros que fueron abordados por representantes de las administraciones regional y local, restauradores, chefs, empresarios, agricultores, investigadores, formadores y periodistas.
El Plan de Impulso del Gastroturismo
Desde la administración regional, representada por Manuel Fernández Delgado, director general de Turismo, se puso de manifiesto la importancia de que las diferentes propuestas surgidas de la Mesa Regional de Turismo, al amparo del Plan de Impulso del Turismo Gastronómico se hagan efectivas a lo largo del año: desde la campaña ‘La Región de los mil sabores a la creación de un club de producto; la sensibilización del sector hostelero para que utilicen productos regionales; un programa de becas y ‘stages’ que identifique el talento entre los estudiantes de las diferentes áreas para colocarlos en una plataforma de alto nivel; la tematización de los destinos turístico; el apoyo al enoturismo… Para el directo general, en lo que hay que hacer un mayor esfuerzo en es la creación de experiencias gastronómicas que es quizá el aspecto con menos avances más allá de las Rutas del Vino. Crear paquetes y experiencias que sean capaces de atraer por sí solas sin otra motivación accesoria. La Floración es un buen ejemplo de cómo alrededor de un fenómeno relacionado con la agricultura y productos de la zona se puede crear un evento capaz de atraer turismo.
El producto, lo primero
Quiso la casualidad que se sentaran juntos el investigador del Imida, Ángel Poto y el presidente de Coag Cieza, Manuel Martínez. Y es que el trabajo combinado de investigadores y agricultores fue un elemento central del análisis. Desde su grupo de mejora genética y producción animal, el Imida desarrolla un gran trabajo en la recuperación de patrimonio genético, en la creación de nuevas variedades y mejora de otras de especies vegetales (nuevas variedades de uva, p.e.) o en la mejora de especies animales desde la idea de agregar valor gastronómico. Ambos apostaron por el cuidado y protección de los agricultores, de los productores artesanales, de la recuperación de productos olvidados y del establecimiento de conexiones colaborativas entre productores y cocineros. Manuel Martínez señaló que “el ayuntamiento de Cieza nos ha demostrado que lo que hacemos tiene un valor añadido, no solo para surtir los supermercados; que no son solo productos, no es solo alimento”. De hecho, ilustró Juan José Nicolás, gerente del restaurante El Churra, “al restaurante nos vienen muchos clientes de fuera de la Región y todos se quedan admirados por los productos de Murcia”
Agilizar la burocracia, saltarse intermediarios
Aquí terciaron los chefs para señalar, como hizo Estrella Carrillo, que “faltan sinergias, colaboración entre los diferentes agentes que intervienen en el hecho gastroturístico. Hay muchas cosas que hacer, pero a veces, chocamos con la lentitud y la complejidad de la burocracia administrativa”. Jesús ortega, del restaurante El Sordo, añadió a estas trabas las que interpone el mercado y destacó la importancia de eliminar intermediaros, saltar las grandes cadenas de distribución y buscar lo que ofrecen los pequeños productores, de tal manera que estos puedan vivir de su actividad y por lo tanto mantenerla, ante una demanda suficiente. Además, se enfatizó en la importancia de la labor de estos productores en la articulación del territorio y la fijación de la población en el entorno rural. En esta misma dirección, Carmen Reverte, directora del CCT, incidió en la importancia del enoturismo y en el relevante papel que el Plan Regional de Impulso del Gastroturismo concede a las actuaciones en torno a este sector.
Por su parte, Antonio Garrido, gerente del centro de formación Vesta, quiso centrar su intervención en la necesidad de que todos los agentes del sector, públicos y privados, luchen para conseguir de la ciudad de Murcia la capitalidad gastronómica. Puso varios ejemplos de otras ciudades que han sido designadas con tal distinción y dio datos del gran impulso que en ellas tuvo el sector del gastroturismo.
Formación y profesionalización
Otra formadora, Laura Ortega, directora de la Escuela de la Flota, quiso centrar su intervención en la importancia de la profesionalización del sector y en la tarea previa, la formación. Se felicitó porque, por fin, el servicio de sala empieza a ser protagonista y está dejando de ser la gran olvidada, a pesar de constituir una de las dos claves del trabajo en un restaurante. La formadora incidió también en la necesaria dignificación de esta área, tan oculta en los últimos años como consecuencia de la mediatización de los cocineros. Como una derivada de este aspecto, se puso de manifiesto la imperiosa necesidad de que mejore sustancialmente el trato al cliente por parte de los establecimientos de la Región.
Comunicación y promoción: unidad y transparencia
Francisco Hernández, cronista gastronómico de ‘La Opinión’ , habló de la curiosa paradoja no resuelta que vivimos en la Región, a medio camino entre el orgullo por lo que somos y tenemos y un histórico complejo de inferioridad; Antonio Salinas, de la revista gastronómica Pomarus resaltó la importancia de que sepamos comunicar fuera de nuestras fronteras todas nuestras fortalezas, algo que pasa no solo por un acto de voluntarismo sino por herramientas y estructuras de comunicación adecuadas, y Joaquín Reyes, de la revista Gastrónomo puso el acento en el carácter central de la transparencia, coordinación y colaboración entre todos los agentes del sector y, muy especialmente entre los cocineros. El intercambio de ideas, opiniones, técnicas, productos… al margen de la lógica y comprensible competencia entre cada uno favorecerá el crecimiento de todos. En su opinión, las nuevas generaciones de cocineros están dando pasos importantes en esta dirección.
El papel y los problemas de las administraciones locales
Todo ello en un debate que se celebró en Cieza. Las administraciones locales, pegadas al terreno, tienen un papel vital en todo este impulso y Saborarte es un ejemplo glorioso de ello. Pero tienen también sus problemas, que son, fundamentalmente de medios e infraestructuras. El concejal de Turismo y Comercio de Cieza, Antonio Moya, resaltó que el gran problema es el del alojamiento. De hecho, cuando planteamos este proyecto, la falta de plazas de alojamiento, no necesariamente grandes infraestructuras como hoteles, sino alojamientos rurales en cantidad y calidad suficientes, uno de los frenos para su desarrollo fue éste. Moya también puso el foco en el papel que pueden jugar las administraciones locales en la formación y profesionalización del sector, a través de la realización de actividades y cursos en colaboración con el Servicio de Empleo y Formación (SEF).
Naturalmente se quedaron muchos aspectos en el tintero, pero solo fueron 45 minutos para la intervención de quince invitados, una gota de agua en el mar de iniciativas y oportunidades de reflexión que todos debemos propiciar en el futuro con el horizonte puesto en la región como un referente gastronómico nacional e internacional.