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Pachi Larrosa

El Almirez

Fusión en Madrid

 

El gran éxito de la presencia murciana en el mayor evento gastronómico del mundo solo se entiende desde la comunión de voluntades

En su segunda acepción, ‘fusión’ significa «unión de dos o más cosas formando una sola, especialmente ideas, experiencias o agrupaciones», según la RAE, y tiene como sinónimos ‘vinculación’, ‘amalgama’, ‘reunión’, ‘asociación’ y ‘anexión’. Todo ello configura un campo semántico que cuadra perfectamente con el objetivo y los contenidos de un evento como el de Reale Madrid Fusión 2020 que acaba de celebrarse en el recinto de la feria de Madrid, pero también, y aquí está lo relevante para la Región, con el espíritu con el que casi todos (ahora que ha terminado, muchos más) los agentes que intervienen en el hecho gastronómico en nuestra comunidad han abordado la oportunidad que se abre con la Capitalidad Gastronómica.

La cocina, la alta cocina, la que partiendo de la tradición avanza hacia el futuro a través de la innovación, la que mira desde lo local a lo universal, es, fundamentalmente fusión: de culturas, de trayectorias, de experiencias de emociones y es la que acaba configurando los relatos, las narrativas que convierten una actividad creadora en motor de desarrollo –equilibrado– de los pueblos y las personas. Pero esa cocina, aún siendo una suma de individualidades dotadas de talento, es también un conjunto de relaciones transparentes entre todos los intervinientes del proceso. Esa es una ‘conditio sine qua non’ para que una gastronomía en un determinado territorio se eleve.

El estímulo de la Capitalidad Gastronómica, la ilusión generada en apenas unos meses por esta oportunidad histórica para la restauración regional ha concitado muchas energías positivas y ha derribado algunos (no todos) de los muros de individualismo, personalismo y competitividad mal entendida que durante tanto tiempo han lastrado el desarrollo de nuestra gastronomía. El stand de Murcia en Madrid Fusión «la estrella del congreso», en bocas muy cualificadas a nivel nacional ha sido un «congreso dentro del congreso». A la espectacularidad del espacio cuyo impacto visual ha sido evidente durante los tres días que ha durado el congreso, se añadió la febril actividad que se ha irradiado desde sus 45 metros cuadrados, con una afluencia media de visitantes sorprendente. Han sido miles las personas que han pasado frente al ‘huerto vertical’ para conocer los productos y a veintena de cocineros de Murcia que han desplegado una incansable batería de demostraciones, degustaciones y charlas. Con todo, mucho más impotante ha sido el ambiente que ha rodeado la participación murciana en esta edición que cumplía 18 años: la unión, la fusión de voluntades que se ha hecho patente entre cocineros, periodistas, productores, políticos, funcionarios y empresarios en pos de un objetivo común. Decía Tácito que ‘los que luchan por separado acaban perdiendo juntos’. Si esta actitud persiste más allá de este 2020 de la capitalidad, la Región habrá ganado y, con ella, todos.

Era muy estimulante ver a todo un Pablo González bajando a la ‘arena’ para inventarse una ‘performance’ consistente en ocultar entre los 1.300 kilos de frutas y verduras de la ‘huerta vertical’ que limitaba el stand, decenas de pequeños bocados elaborados con productos de la Región, proponiendo a los visitantes el juego de encontrarlos y degustarlos; a David López Carreño y a María Gómez, en una ponencia en el escenario polivalente del congreso, recomendar mutuamente el restaurante del otro; a alumnos y voluntarios del Centro de Cualificación Turística abrumando a los visitantes con cucuruchos de salazones, galletas de asiático (¡excelentes!), pedazos de ‘Murciatone’ o un vermú artesanal de jumilla.

Hay que decirlo: un gran trabajo del Instituto de Turismo y del Centro de Cualificación Turística que han sabido armar una espectacular ventana en el congreso gastronómico más relevante del mundo con apenas tiempo, con unas Navidades de por medio y con el añadido de toda la carga de trabajo que ha caído sobre sus hombros con la Capitalidad Gastronómica.

Y como broche, la ponencia de Pablo González en el Auditorio principal, que cautivó incluso a Xavier Gutiérrez, cocinero, escritor y responsable de investigación de Arzak que quiso acompañarlo en el escenario, deslumbrado por dos técnicas culinarias inéditas que el chef de Cabaña Buenavista presentó. La prensa nacional las situó entre «las más sorprendentes novedades exhibidas en el congreso». En el congreso gastronómico más importante del mundo.

Terminó Madrid Fusión. Ahora, necesitamos consolidar en la Región esa fusión de voluntades mostrada en la feria de la capital de España.

 

Sobre el autor

Periodista, crítico gastronómico. Miembro de la Academia de Gastronomía de la Región de Murcia.


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