La Comunidad pisa el acelerador para promover el turismo gastronómico tras el año de la Capitalidad
Parece haber cierto consenso respecto de las tendencias que animan hoy la gastronomía: preocupación por la salud; renacimiento de la cocina de mercado y el respeto a la temporalidad de los productos; conciencia sobre la protección del medio ambiente, valorándose los alimentos obtenidos con técnicas ecológicas, los restaurantes sostenibles y la gestión de residuos; la vuelta al sabor, a las referencias de la tradición, a los productos de proximidad, a ‘lo auténtico’, a lo rural, a lo alejado de la industria… pero con la mirada puesta en la innovación: en la elaboración culinaria, en los nuevos modelos de negocio, en nuevos espacios, formatos y sistemas de atención con el cliente. Y todo ello pasado por la revolución de las tecnologías de la información.
En este sentido, muchas de las características de nuestra Región encajan perfectamente en este esquema de tendencias: gran producto fresco y saludable; la mayor superficie de cultivo ecológico de España; un importante patrImonio gastronómico y una gastronomía tradicional asociada potente, junto con innovación en sectores como la acuicultura, la agricultura y la conserva, y sin olvidar importantes pasos en la innovación culinaria por parte de determinados chefs. Por tanto sería importante reforzar las interacciones entre las tendencias generales y los recursos con que cuenta la región asociados a ellas.
En ese sentido parece dirigirse el ‘Nuevo plan de turismo gastronómico de la Región de Murcia 1.001 sabores que se ha presentado esta semana en Fitur. Integrado en el nuevo Plan estratégico de Turismo 2022-2032 «nace con el objetivo de consolidar un destino gastronómico reconocido, competitivo, asociado a la cocina mediterránea, saludable y de calidad», según la Consejería de Turismo. En mi opinión se trata de una inteligente estrategia de dar continuidad al trabajo realizado durante los dos años anteriores, en los que, pese a las dificultades impuestas por la pandemia, la Región ostentó el título de Capital española de la Gastronomía. Continuidad que tiene su reflejo icónico en el mantenimiento de la famosa ‘lengua’ como logotipo.
Este plan funcionará si se insiste, y con mayor intensidad aún, en varias direcciones: participación de asociaciones, entidades y agrupaciones vinculadas al hecho gastronómico; formación para aquellos agentes de turismo gastronómico que están directamente en contacto con el público–-camareros, monitores, guías…–; coordinación de administraciones regional y locales, con protagonismo en los ayuntamientos, y de éstas con el sector privado; pero sobre todo y teniendo en cuenta que el objetivo de todo plan de turismo, sea gastronómico, religioso, de congresos, etc, es el de articular destinos atractivos, ‘vender’ la imagen de la Región fuera de sus fronteras y convencer a los turistas de que se gasten su dinero aquí, dar un nuevo impulso –que ya recibieron en 2021– a las tareas de promoción y comunicación a través de todos los medios y, muy singularmente, de la realización de eventos de impacto mediático y de la programación de visitas de periodistas especializados nacionales e internacionales.
Ya el año anterior, bajo el paraguas de la capitalidad gastronómica, el Gobierno regional incrementó de manera exponencial su actividad en este terreno, lo que se visibilizó en la importante apuesta en los dos grandes congresos internacionales de gastronomía –Madrid Fusión y San Sebastián Gastronomika– con una presencia como patrocinadores preferentes y con los stands entre los más grandes de cada feria. Y de hecho, el de Fitur de este año ha duplicado el espacio de ediciones anteriores. Así que se conoce el camino. Hacía falta voluntad política y dinero. Hay un millón de euros para este año.
En definitiva, es importante combinar acciones hacia dentro –al final, los mejores agentes de turismo son unos ciudadanos informados de lo que tienen y orgullosos de ello y, sobre todo, unos sectores vinculados al turismo gastronómico realmente comprometidos con la búsqueda de la excelencia– y hacia afuera, llevando información sobre nuestros valores gastroturísticos hasta los mercados que nos interesan. La gastronomía es el segundo producto turístico más valorado por quienes visitan la Región, tras el imbatible sol y playa. Y ese turista gastronómico ya no solo busca comer bien en un restaurante; ya no solo programa sus viajes en función de dónde va a satisfacer su afición por la buena mesa. Busca experiencias memorables completas, busca gastronomía, no solo cocina. Más culto, más informado, más empoderado, el nuevo turista busca narrativas alrededor de la comida, busca los productos, sus lugares y formas de producción, la historia, la etnología y el patrimonio asociados. Por eso es tan importante la tematización de las experiencias, la paquetización de los destinos, la información asociada al ocio.
Pero, además, el gastronómico es uno de los turistas que más gasto diario realiza en el destino, así que todos los esfuerzos y los recursos que se dediquen a incrementar su peso en el PIB regional tendrán sentido.