“Todas las iniciativas que veo para incentivar la innovación son la prioridad número 35 de un gobernante”. Son palabras de Andy Freire, emprendedor e innovador argentino que fue designado “Líder Global del Mañana 2020” por el Foro Económico Mundial. En la actualidad es Ministro de Modernización, Innovación y Tecnología de la ciudad de Buenos Aires.
Tras ser un empresario de éxito reconocido, ahora, como gobernante de nuevo cuño, cabe esperar que Freire sea capaz de hacer ver, por la vía de los hechos y si la burocracia no lo impide, que la innovación debe ocupar un lugar preferente en el orden de prioridades de los responsables políticos.
Esto implica la consideración de este concepto como una cuestión de estado que afecta a toda la sociedad y que no puede ser encerrada entre las competencias de un departamento concreto, aunque esté dirigido por una figura de la innegable talla de Andy Freire.
Ecos del 2016 …
En algún sitio he leído que si nuestra casa se está quemando no podemos quedarnos parados esperando la llegada de los bomberos. Sin innovación se quema la prosperidad y la sostenibilidad del estado del bienestar.
Los gobiernos no tienen todas las respuestas a los problemas sociales pero sí tienen mucho que decir en la resolución de los mismos, promoviendo la cultura de la innovación y actuando, incluso, con mentalidad emprendedora, en el sentido que apunta Mariana Mazzucato. Pero la sociedad civil, es decir todos, tenemos que movilizarnos, si nos creemos, de verdad, que sin innovación no hay futuro.
La construcción de una sociedad innovadora desde una concepción transversal, colaborativa e inclusiva y el papel de las Administraciones Públicas en este proceso, ha sido una de las principales cuestiones que he ido deslizando en este blog, de forma reiterada a lo largo del 2016, de ahí la elección de las palabras de Andy Freire para comenzar este post.
Las entradas más leídas
Recién entrado en su 4º año de andadura, el ranking de los artículos de este blog que más han suscitado el interés de los lectores en 2016, siempre dentro de unas cifras modestas, ha quedado así:
1. Cómo mejorar nuestra creatividad
Sin creatividad no hay innovación pero sólo con ella tampoco. La generación de ideas depende más de la obsesión y de la perseverancia que del coeficiente intelectual.Lo más importante es que existen técnicas y metodologías para desarrollar nuestras habilidades creativas.
2. Innovación pública: 4 barreras y cómo superarlas
Las barreras, ya clásicas, son: la visión cortoplacista de los líderes políticos, su falta de preparación para gestionar a los empleados innovadores, la inexistencia de procedimientos reglados para innovar y las dificultades presupuestarias.
“Los problemas actuales no los puede resolver un solo departamento, pero es complicado concretar cualquier intento de colaboración interdepartamental”.
La forma de superar estos obstáculos consiste en abordar tres tipos de actuaciones: definiendo procesos, estableciendo principios de liderazgo y creando una infraestructura estable ad hoc, como equipos de innovación y comunidades de práctica.
3. La desobedencia necesaria para innovar
La desobediencia inteligente es el motor de la innovación. En las organizaciones conservadoras que hemos construido, no se favorece sino que se penaliza el cuestionamiento de las rutinas establecidas, cuando ser conformista puede constituir una práctica negligente.
Obviamente, no hablamos de instigar una revolución interna de forma irresponsable y caprichosa, pero tolerar resignada, indolente o egoístamente prácticas manifiestamente mejorables en nuestras empresas e instituciones es una forma de perjudicarlas por inacción.
Muy relacionado con el post anterior. Vivimos tiempos de organizaciones duales, que deben aprender a complementar el funcionamiento en modo burocrático, cerrado, jerárquico, vertical, en el que prima el orden y la rutina pero que asegura los resultados de hoy con el estilo abierto, informal, ágil, colaborativo y horizontal del modelo en red (redárquico) necesario para que florezcan las innovaciones que garantizarán la prosperidad futura.
Las instituciones necesitan abordar el rediseño de todos sus procedimientos desde la perspectiva del ciudadano y no desde la óptica de cada departamento, o de cada nivel competencial o administrativo, como hasta ahora.
Si no se aplican los esfuerzos necesarios para combinar costosos recursos TIC con este tipo de innovación organizativa, barata, de la que hablamos, correremos el riesgo, tantas veces señalado por los expertos: “si se digitaliza la burocracia seguiremos teniendo más burocracia, eso sí, un poco mejorada, una e-burocracia”.
6. Decálogo para una sociedad innovadora
En 2016 hasta me he atrevido a publicar este documento de unas 30 páginas que se puede descargar aquí: DECÁLOGO PARA UNA SOCIEDAD INNOVADORA
… y propósitos para el 2017
Como objetivos personales de cara a este año, me propongo continuar predicando la palabra de la innovación, si se me permite el símil religioso. Seguir la estela de los grandes referentes nacionales e internacionales, divulgar su obra y sus opiniones, manifestar las mías con sinceridad y objetividad.
En definitiva, seguir luchando con humildad pero también con perseverancia por la construcción de una sociedad murciana innovadora, empresa en la que estamos comprometidos un buen grupo de amigos. Una iniciativa ilusionante se encuentra en avanzado proceso de gestación. Hasta aquí puedo escribir.