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Juan José Ríos

La i de innovación

Otra educación matemática es posible

Hace años, en un proceso de selección de personal, se me presentó un candidato acompañado por su padre, conocido mío, por lo que no me extrañó, en principio que no acudiera sólo a la entrevista de trabajo.

Lo que sí me sorprendió, sin embargo, fue que el joven ingeniero apenas balbució algunas palabras en la reunión, siendo el padre el que hablaba continuamente por él. Aunque el expediente académico del aspirante era inmejorable, no me lo imaginaba interactuando de forma fluida con los clientes, defendiendo un proyecto o simplemente trabajando en equipo.

Ni qué decir tiene que este joven no fue seleccionado y no era cuestión de contratar al padre también. Por desgracia parece que este problema, el de la falta de habilidades de comunicación, una de las más significativas dentro del grupo de las llamadas soft skills, se ha ido agravando entre los jóvenes con el paso del tiempo, por lo que cada vez son más valoradas en el mercado laboral.

Iberdrola/Talento

Dicen que todo docente, con independencia de su especialidad, es también un profesor de Lengua, vehículo de comunicación por excelencia. En el caso de mi asignatura, doblemente. La Matemática posee su propio lenguaje, el más preciso y universal que existe, que no obstante sería insuficiente por sí mismo para explicar los conceptos y razonamientos matemáticos si no estuviera inserto en el idioma correspondiente.

Las capacidades de abstracción, creatividad,  razonamiento lógico y riguroso, el espíritu crítico que nos hace ciudadanos más libres y menos manipulables, la consiguiente irrefutabilidad de sus conclusiones unidas a sus aplicaciones a otras ciencias son características inherentes al conocimiento puramente matemático  y  conforman un cuerpo único de objetivos a potenciar en la enseñanza de esta materia.

Es esencial fomentar en el ámbito educativo las llamadas habilidades blandas desde edades tempranas. La capacidad argumentativa,  en particular, es una competencia fundamental para desenvolverse en la vida diaria, con independencia de la profesión que finalmente desempeñe el alumno.

Por diversas razones, el hecho es que siendo el escenario natural para apreciar conocimientos y aptitudes sólo un reducido número de alumnos suele salir a la pizarra regularmente  y que, en los exámenes,  la mayoría de ellos no acostumbra a explayarse en explicaciones de los pasos que aplican en la resolución de los problemas propuestos.

Por mi parte, estimo que, a pesar de mis esfuerzos, quizá no haya sabido o podido tener demasiada constancia de las  habilidades para razonar de un porcentaje considerable de los alumnos que he aprobado a lo largo de mi vida académica.

Promover el talento matemático en sentido amplio, con las competencias y capacidades inherentes a esta disciplina científica, activando el protagonismo de los alumnos es el objetivo fundamental de la iniciativa PROMATES que anunciaba en mi anterior post.

Uno de los principios motivadores de este proyecto piloto de grabación y difusión de videos educativos por parte de los alumnos se basa en el concepto de modelado social que acuñó el psicólogo Albert Bandura en 1977 (AUTOEFICACIA), según el cual: “ver a personas similares tener éxito en un mismo esfuerzo ayuda a creer que uno mismo también posee las capacidades para dominar actividades comparables”.

Otro pilar básico de PROMATES (se adjunta PPT) es la conocida obra de Polya, “El arte de resolver problemas”,  que a su vez ha inspirado las actuaciones de Schoenfeld, un referente internacional en defensa de la necesidad de repensar la educación matemática,  que, ya en 1985,  realizaba grabaciones de vídeos a sus alumnos con fines didácticos,

Pero la razón, quizá de mayor peso que me ha impulsado, ya jubilado, a creer que otra educación matemática es posible, ha sido mi experiencia directa con uno de los mejores alumnos que haya tenido nunca, Pablo Longinos Marín Rubio, al que tuve ocasión de referirme hace 4 años en este mismo espacio, en el que lo calificaba como un auténtico descubrimiento y modelo a seguir a tenor de la calidad de sus vídeos.

Precisamente, no se me ocurre otra forma mejor de acabar este artículo que aportando su testimonio directo.

 

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Sobre el autor

Si tuviera que definirme en pocas palabras diría que me considero catalizador, promotor de cambios. Dentro de un espíritu inquieto y de sana rebeldía, me gusta definir las actuaciones dentro de un marco que las dote de coherencia. Me importa mucho el entendimiento personal. Mi mundo, hasta los 26 años, se ceñía exclusivamente al ámbito educativo. Estudié Matemáticas y la salida inmediata era la enseñanza. Nunca pensé que podría dedicarme a algo diferente. Me tocó vivir la eclosión de los ordenadores personales de la década de los 80. Empezaron a dotarse los centros educativos de PC ́s. Fui uno de los profesores de Informática de este primera ola. En esta época, junto a un amigo, adquirí mi primer ordenador personal (carísimo) para uso empresarial. Empecé a conocer el mundo de la empresa. En la década de los 90, me cautivó el Informe Bangemann, como marco inspirador de la Sociedad de la Información. De la mano de Juan Bernal, Consejero de Economía y Hacienda, fui Director General de Informática de la Comunidad de Murcia. Fue una etapa apasionante y creativa donde abordamos proyectos como la Red Corporativa de Banda Ancha, la adaptación al euro y el año 2000, la implantación de SAP o la realización de uno de los primeros proyectos de ciudad digital de nuestro país (Ciezanet). Compaginé, durante muchos años, la docencia con el desempeño de puestos de responsabilidad en empresas regionales del sector TIC. En 2009, como profesor, puse en marcha un proyecto innovador cuyo objetivo fundamental era comprometer a los padres en la mejora del rendimiento educativo de sus hijos (proyecto COMPAH). Empecé a familiarizarme con el mundo 2.0 y a emplear estos recursos en mis clases. Como admirador de Morris Kline, soy un amante de las aplicaciones de las Matemáticas al mundo real como elemento motivador de su estudio por parte de los alumnos. Mi primer contacto con las metodologías de la innovación (Design Thinking) se produjo en 2010, de la mano de un consultor, Xavi Camps, que me hizo ver que la creatividad y la innovación son la base de la prosperidad de las organizaciones y que estos atributos se pueden entrenar y perfeccionar. Desde entonces, soy un apasionado de la innovación como concepto transversal. Creo profundamente en la innovación pública. Las instituciones no pueden seguir funcionando casi como en el siglo XIX. Deben transformarse, en el contexto del paradigma de Gobierno Abierto, para convertirse en organizaciones centradas en los ciudadanos, transparentes, sostenibles, eficientes, ligeras y facilitadoras de la actividad empresarial y de la creación de empleo de la mano de iniciativas como el Open Data. Como ciudadano me preocupa especialmente la sostenibilidad de la sanidad pública, y de las pensiones, ahora que voy viendo cada vez más de cerca la edad de la jubilación. No sé contar chistes pero me divierte el humor surrealista y los juegos de palabras, que a menudo sufren familiares y amigos. He trabajado como asesor de innovación en la CARM (2012-2016). Actualmente he vuelto a mis clases en el IES Alfonso X El Sabio, soy Director Adjunto de la Cátedra Internacional de Innovación de la UCAM y participo en un proyecto empresarial.


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