La obra más célebre de Miguel de Cervantes ha sido fuente de inspiración para muchos compositores de ópera, ballet y música de cámara. Uno de las obras para cuarteto de cuerda y clavicémbalo más interesantes es la Obertura burlesca sobre Don Quijote del alemán Georg Philipp Telemann (1681-1767) que se caracteriza por tener un formato de suite y un claro carácter programático.
Para profundizar en esta composición, he solicitado la opinión de Consuelo Mengual, coordinadora de los clubes de lectura del Real Casino de Murcia y de Antimo Miravete, violinista del Cuarteto Salzillo, la formación camerística que va a interpretarla el próximo jueves.
La obra de este músico contemporáneo de Bach, según nos explica Antimo, tiene el esquema de una suite barroca con una obertura a la francesa y siete secciones relacionadas con episodios de la novela de Cervantes, de ahí su carácter programático: “Cada una de las siete danzas tiene una personalidad y un color propios”.
Tras la obertura, escucharemos El sueño de Don Quijote, minueto de melodía ingenua que recuerda el galopar del caballo. Para Consuelo, Don Quijote “es un personaje muy positivo y con gran confianza en si mismo. Su ideal de vida es convertirse en un caballero andante que ayude a los demás deshaciendo agravios, enderezando entuertos y socorriendo a doncellas, tal y como ha leído en los libros de caballería. Y al final consigue su sueño”.
En el Ataque a los molinos, Don Quijote se encuentra con el gigante al que debe desafiar y con el que tiene que luchar. Antimo destaca que: “Telemann era un maestro jugando con los efectos musicales y onomatopéyicos y en esta danza repite las notas con insistencia y rapidez”. Según Consuelo, en la aventura de los molinos de viento, “Don Quijote demuestra que no se empequeñece ante los retos. Posiblemente, es su manera de arremeter contra la maquinaria moderna de los nuevos molinos frente a la molienda tradicional”.
El pasaje de Los supiros por Dulcinea transcurre entre tintes melancólicos que Antimo denomina como “suspiros intranquilos de Don Quijote que demuestran el afecto que siente por su amada Dulcinea”. Y es que, como nos recuerda Consuelo, Dulcinea es el gran amor platónico e ilusorio que sólo existe en la imaginación de Don Quijote, a la que devota una fidelidad por encima de todo: “Todo lo que hace el hidalgo tiene el fin de ganar la admiración de la dama”.
El manteo de Sancho Panza es un episodio que para Consuelo tiene una particular repercusión en el perfil psicológico del ayudante de Don Quijote: “Este hecho estará en la mente de Sancho Panza de una manera permanente y recurrente. Es algo que lo marca, ya que se siente humillado al entender que se han reído de él”.
Estos números dejan paso, al del Galope de Rocinante, donde la música lo describe “con una repetición rítmica evidente” intercalado con el trote del burro de Sancho. Sin duda, es un momento de cierta comicidad, “ya que el término galope tiene una sentido irónico en un caballo escuálido que se desplaza con lentitud”.
Antimo nos aclara que el papel de los instrumentos del cuarteto considerados en su conjunto, consiste en “crear la sensación de vitalidad, dinamismo y frescura tan características de esta obra. El primer violín aporta la mayoría de ideas melódicas y el resto de instrumentos crean la atmósfera adecuada de cada danza para que se complementen a la perfección con el cometido de éste”.
La obra finaliza con El descanso de Don Quijote, momento que desde el punto de vista literario “contiene el mismo halo de misterio de toda la obra y en el que se entremezcla lo que fue y lo que pudo ser, es decir, la realidad y la ficción” como nos explica Consuelo.
Les animo a compartir literatura y música de la mano del Cuarteto Salzillo. Si disponen de tiempo para ello, lo pasarán muy bien.
Jueves 22 de septiembre, 20:30 h. Claustro del Palacio de San Esteban. Suite de Don Quijote de Telemann, Tres piezas sobre Williams Shakespeare de Vaughan-Williamsn y Cuarteto de cuerda en fa mayor Op 18 nº 1 de Beethoven. Cuarteto Salzillo integrado por Antimo Miravete (violín), Jaume Llinares (violín), Daniel Pagella (viola) y Juan Mellado (violonchelo). Entrada libre hasta completar aforo.