Cuando en los hogares no existían botiquines con las medicaciones y los productos farmacéuticos básicos para tratar dolencias poco importantes, existía la opción de comprar productos milagrosos a los vendedores ambulantes. Estos charlatanes que presumían de ser doctores ofrecían toda clase de remedios que aseguraban el bienestar en asuntos de salud y de amores. Uno […]

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Carlos Escobar

Música inesperada

Jarabe para oídos

Cuando en los hogares no existían botiquines con las medicaciones y los productos farmacéuticos básicos para tratar dolencias poco importantes, existía la opción de comprar productos milagrosos a los vendedores ambulantes. Estos charlatanes que presumían de ser doctores ofrecían toda clase de remedios que aseguraban el bienestar en asuntos de salud y de amores.

Uno de los timadores más famosos de la historia de la música fue Dulcamara (que significa agridulce) el sinvergüenza que campó a sus anchas por la Italia rural en una época no bien determinada, vendiendo productos maravillosos a los pueblerinos que atesoraban incultura y desesperación a partes iguales y que, por consiguiente, eran víctimas fáciles para el engaño.

Cuando Dulcamara llega en su carromato dorado a la pequeña localidad italiana donde vive Nemorino, llama la atención de todos los lugareños mediante los toques de trompeta de su ayudante y vocifera que es un gran doctor enciclopédico benefactor de los hombres. La escena es una de las más simpáticas de la ópera L´elixir d´amore de Donizetti como pueden comprobar en el vídeo adjunto.

Dulcamara se autodefine ante su público como evacuador de hospitales gracias a un admirable licor odontológico que convierte a los sexagenarios en varones fértiles y fecundadores, eliminando las arrugas a las matronas, moviendo al paralítico y sanando a asmáticos, diabéticos, asfixiados e histéricos. Su remedio específico es tan efectivo en restablecer el tímpano como en curar el hígado.

Cuando asegura que los jóvenes galantes tendrán muchas amantes, el pusilánime Nemorino se interesa por este balsámico específico ya que quiere conseguir el amor de Adina, una vecina del pueblo. Nada más probar el elixir, el joven nota su efecto inmediato ya que en realidad la bebida es vino de oporto y esto hace que se convierta en un mozo atrevido y osado. Al final, el producto de Dulcamara resulta ser mágico, ya que el desprecio inicial de Adina hacia Nemorino, se transforma en un amor verdadero y consolidado.

Es muy probable que el vino de la tierra también tenga efectos mágicos. Todo es cuestión de tener un motivo para comprobarlo y una buena dosis de fe.

Nota: La ópera L´elisir d´amore se representa estos días en el Palau Les Arts de Valencia.

 

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por Carlos Escobar

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