Las acciones que den contenido a la capitalidad gastronómica deben enfocarse
‘extramuros’ mediante eventos con impacto asegurado
Al inicio de este año 2020 en el que se abre una gran ventana de oportunidad con la capitalidad gastronómica para lograr un salto adelante, en cantidad y calidad, por parte del sector gastroturístico de la Región, es fundamental tener claras, por parte de todos, una serie de líneas de trabajo que permitan aprovecharla.
Para empezar, deberíamos partir de una nítida conciencia de lo que somos en este terreno: una pequeña comunidad encajada entre dos potencias del turismo y la gastronomía como son Andalucía y la Comunidad Valenciana; con una gran diversidad genética vegetal y animal y una rica despensa homologable a las mejores de España, pero con un sector de restauración muy tradicional (poca innovación); muy volcado de fronteras hacia dentro y apenas enfocado al turismo; con una evidente necesidad de profesionalización, y con una gastronomía poco relevante a nivel nacional. De hecho, entre las comunidades uniprovinciales que existen en el mapa geográfico nacional, Murcia es la que menos restaurantes con estrellas Michelin tiene. Aparte de Madrid, Baleares (9) Asturias (8). Cantabria (6) y Navarra (4).
Y de la misma manera, deberíamos llegar a un consenso sobre lo que queremos y/o podemos ser: una comunidad uniprovincial con una gastronomía acorde con la excelencia de su despensa, con peso específico relevante fuera de nuestras fronteras a partir de una perfecta hibridación entre nuestro valioso patrimonio gastronómico y cultural y un sector combinado de restauración tradicional de calidad y de alta cocina innovador y exitoso, en el marco de unos destinos embellecidos y tematizados dotados de una eficaz promoción y comunicación hacia España y el mundo.
En ese camino entre la realidad actual y nuestros deseos y objetivos, para que estos se conviertan en metas alcanzables debemos mirar hacia la relación que existe entre nuestra gastronomía y las tendencias que están marcando la actualidad del sector a nivel general. Y entre estas nos encontramos con una preocupación creciente por la salud, por lo que se ha etiquetado como gastronomía ‘healthy’, con un renacer del concepto de cocina de mercado, basada en los productos de cercanía y de temporada. Parecido proceso se está produciendo en relación con la conciencia medioambiental, y de manera asociada, a la cocina sostenible y comprometida contra el cambio climático. Sobran ejemplos entre la gran cocina de vanguardia, pero por mencionar a dos en el ‘top’ mundial, ahí está Ángel León, con la búsqueda de nuevas especies marinas que eviten la sobreexplotación de las sometidas a la pesca intensiva, y Joan Roca, que con su mensaje ‘la Tierra se agota’ enarbola la bandera de una cocina de vanguardia responsable. Cada vez más clientes, productores y cocineros dan más valor a los alimentos obtenidos con técnicas ecológicas, a los restaurantes sostenibles, a la gestión eficiente de residuos y sobras. Una tercera tendencia, manifestada con claridad en las dos últimas ediciones de Madrid Fusión es la vuelta al sabor, a las referencias de la tradición, a lo esencial, a los productos de proximidad, a ‘lo auténtico’, a lo alejado de la industria, a lo rural, si bien con la mirada puesta en la innovación. Y por último, la ruptura de viejas fórmulas encorsetadas y la búsqueda de nuevos modelos de negocio, en nuevos espacios, formatos y sistemas de atención al cliente… Todo ello pasado por el cambio de paradigma que se está operando de la mano de las tecnologías de la información y la comunicación.
Pues bien, en este sentido, muchas de las características de las bases gastronómicas de nuestra Región encajan perfectamente en este esquema de tendencias: gran producto fresco y saludable; la mayor superficie de cultivo ecológico de España; un importante patrImonio gastronómico y una gastronomía tradicional asociada potente, junto con innovación en sectores como la acuicultura, la agricultura y la conserva, y sin olvidar importantes pasos en la innovación culinaria por parte de determinados chefs. Por tanto sería importante reforzar las interacciones entre las tendencias generales y los recursos con que cuenta la Región asociados a ellas.
Pero, por encima de todo se impone un importante esfuerzo en comunicación y promoción más allá de nuestras fronteras. Necesitamos actividades con contenidos potentes que justifiquen y faciliten impactos de alcance nacional e internacional, que nos permitan invitar a periodistas de todo tipo de medios y aprovechar para que conozcan la Región. Catas, reparto de monas y panes, rutas de la tapa, semanas de la huerta… todo eso es muy necesario y útil para crear ‘ambiente interno’, para convencer a los murcianos del orgullo que deben sentir por lo que tienen y para convertir a cada uno a un agente, a un ‘vendedor’ de la marca Murcia. Pero ni un solo turista va a venir a la Región desde Madrid, Barcelona o Tolouse por ello. La exitosa presencia de Murcia en Madrid Fusión o la grabación de un programa de MasterChef en la capital son eventos con impacto y retorno asegurados. Es verdad, cuestan mucho más dinero, pero pensemos: eventos sin retorno, son gastos; con él son inversiones.
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