“El hombre es un ser social por naturaleza” Aristóteles, 383-321 a.C.
Hace ya más de 2000 años que el filósofo Aristóteles pronunció estas palabras, dando cuenta de lo importante que es la socialización del individuo.
Hoy en día, concebimos la educación musical instrumental de forma netamente individual. Cada profesor trabaja con alumnos de uno en uno de tal forma que puede realizar un trabajo preciso de ayuda a cada uno de ellos. La excelencia solo se puede conseguir a través de la búsqueda de la perfección a cada momento. Se necesita de la práctica diaria, la constancia, el tesón, el deseo de mejorar… y este proceso, con la guía del profesor, dará los frutos en forma de un nivel musical individual sobresaliente.
Si bien es cierto que este camino es completamente necesario para conseguir los más sublimes resultados, no es menos cierto que es difícil crear una motivación extra en los alumnos más jóvenes para que no dejen esos estudios antes de tiempo. Cuando alguien con mayor madurez comienza a trabajar para alcanzar una meta, es consciente del esfuerzo que le supondrá y debe aferrarse a ello para no decaer en su trabajo constante; pero en el caso de niños de corta edad, debemos potenciar la motivación para que sigan sus estudios con ganas en esos años de aprendizaje. Es en este punto donde toma más valor el trabajo colectivo.
Cuando yo empecé a estudiar música en Blanca, la forma de estudio era completamente diferente a la actual. Existía la figura del director que era el único profesor de todos los instrumentos y de solfeo. Las enseñanzas iban dirigidas únicamente a la pronta incorporación de los educandos a la banda de música, con lo que la calidad de aquella educación poco tenía que ver con la que podemos ofertar hoy en día en cada una de las escuelas de música. En la actualidad, la oferta educativa es mucho más amplia y completa que entonces.
Lo que sí podemos aprender de aquellos años era la motivación, el compañerismo y la felicidad con que los niños compartíamos juegos, risas, bromas… y también algo de estudio. Así se forjaban las bases de nuestras bandas de música, donde los niños comenzábamos por ir a probar a la “academia” y, en la mayoría de los casos, era el componente social el que hacía que continuásemos con los estudios musicales.
En aquella época era más que suficiente ir a la banda o a la academia para que nuestros padres estuviesen tranquilos de que estábamos aprovechando el tiempo y, sobre todo, fuera de ambientes menos sanos. Hoy día, además de estar en las escuelas de música para estar alejados de esos ambientes, la sociedad demanda una enseñanza musical de calidad que ayude al desarrollo integral del alumno y, hemos de tener en cuenta también, que hemos de competir con otras actividades extraescolares más “necesarias” enfocadas a la ayuda de los estudios tanto en educación primaria como en E.S.O.
Desde mi punto de vista, es aquí donde debemos enlazar las enseñanzas de hace años con las de hoy en día. Aprovechando que la preparación musical actual es mejor desde el punto de vista del conocimiento técnico del instrumento y más amplia en el lenguaje musical, la clase de conjunto instrumental, banda infantil o banda escuela debe ayudar a esa socialización a la que aludía Aristóteles, además de hacer un trabajo de base con calidad que sea el inicio de una práctica que puede hacer disfrutar al estudiante de música a la vez que lo forma para un futuro en una banda titular e incluso de forma profesional en una banda u orquesta.
En la legislación vigente en Murcia, concretamente en el Decreto 58/2008 de 11 de abril por el que se establece la ordenación y el currículo de las enseñanzas elementales de música en la Región de Murcia, encontramos asignaturas grupales, las colectivas de instrumento en los cuatro cursos y la asignatura de coro dentro de los cursos 2º, 3º y 4º.
En las escuelas de música debemos dar un paso más allá y proponer las asignaturas de conjunto instrumental y banda infantil en esa línea, alumnos de enseñanzas elementales en 2º, 3º o 4º año. Evidentemente, realizaremos un trabajo serio y profesional que siente las bases adecuadas para que los niños de ese nivel estén preparados para formar parte de una banda titular en el momento en el que tengan los conocimientos individuales necesarios para formar parte de ella. Conceptos tales como afinación, empaste, articulación, fraseo, agógica, dinámica, entender los gestos básicos del director, etc. Así como interpretar un repertorio adecuado a su nivel técnico, responsabilizarse en el cumplimiento de las normas, actuar en público como miembro de un grupo y tocar conforme a los gestos del director. Si somos capaces de conseguir todo esto en estos grupos instrumentales de base, estaremos facilitando la labor de futuros compañeros músicos y directores cuando estos alumnos accedan a las bandas titulares de sus asociaciones, así como enriqueceremos al músico en cuestión tanto musicalmente como socialmente. La experiencia en muchas de las escuelas de música de nuestra región en los últimos años así avalan esta labor.
Víctor Cano Sánchez.