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F.B.M.R.M.

Federación de Bandas de Música de la Región de Murcia

“En segunda fila”

Las asociaciones sin ánimo de lucro, son colectivos que como muchas veces se ha comentado están formados por un grupo reducido o amplio de personas a las que les une la afición, el disfrute, el amor… por una determinada actividad, sea esta deportiva, cultural, lúdica, etc.

Las sociedades musicales, como las conocemos por lo menos en el Levante español, son un claro ejemplo, puesto que dentro de ellas conviven muchas personas de diferentes edades, sexo, ideologías, creencias, aficiones, etc. pero que todas están unidas por un fin común, su pasión por la MÚSICA.

Dentro de estos colectivos hay socios, alumnos, padres, profesores, músicos, directivos… cada uno con una función determinada dentro de dicha sociedad, y que todos los que estamos involucrados en ellas conocemos sobradamente.

Los socios ayudan a mantener con sus cuotas a la Entidad, además de animar y apoyar en todas la actividades que se realicen, son nuestros simpatizantes, nuestros “hinchas”, sentir su presencia y su aplauso reconforta mucho, sobre todo cuando estas fuer de tu ciudad.

Los alumnos se forman en las escuelas de música para ser el futuro de dicha Asociación, son nuestra cantera, y realmente nuestro fin principal, si no tuviéramos educandos en las academias nuestro esfuerzo no tendría realmente sentido.

Los padres de dichos alumnos que con el pago de las cuotas de la escuela ayudan a su mantenimiento, además de ser los que alientan y respaldan a sus hijos para que se sigan formando en estudios superiores de música, con lo que esto supone de inversión tanto económica como de tiempo, puesto que muchas veces tienen que ejercer de “taxistas” improvisados y otras muchas cosas más, sacando ese tiempo que necesitan para ayudar a sus hijos en la mayoría de los casos de su horario laboral o de ocio.

Los profesores son los profesionales que forman y orientas a los alumnos del centro escolar, inculcándoles hábitos como el esfuerzo, compromiso, compañerismo, responsabilidad, respeto, trabajo en equipo… Así mismo son los que orientan a muchos de ellos a dar el salto a los estudios profesionales de música.

Los músicos que ya forman parte de la Banda o de cualquier otra agrupación de la sociedad, son los que la representan en las actuaciones que está realiza, tanto en desfiles como en conciertos, ayudando además de una forma muy importante, por medio de los caches que se perciben al mantenimiento económico de las mismas. Ellos son además los que muestran a la sociedad el resultado final del trabajo que desarrollamos dentro de nuestras asociaciones.

Los directivos son personas que con su trabajo voluntario y no remunerado se encargan de la gestión de la Sociedad Musical, ofreciendo de una forma altruista una gran cantidad de su tiempo, tanto del que podrían estar dedicando a su trabajo, a su familia o a sus amigos, disfrutando luego de los éxitos pero también de los sinsabores y de las malas noticias.

Como ven un grupo heterogéneo de muchas personas, cada una con una función determinada y que entre todas consiguen que todo este engranaje funcione.

Pero en este artículo me quiero referir a un grupo de personas muy especiales, que aun perteneciendo a alguno de los grupos anteriores, con su aportación ayudan a que se logre realizar el trabajo final del colectivo.

Son personas que además suele pasar desapercibidas, están siempre en segundo plano, pero eso sí, están siempre, no suelen buscar ningún tipo de protagonismo ni reconocimiento, colaboran porque sí, porque les gusta y disfrutan con lo que hacen, sienten como se diría en el argot deportivo “los colores” como el que más y nunca dicen que no cuando se les solicita su ayuda.

Preparan escenarios, montan sillas, ponen y recogen atriles, cargan y descargan furgonetas con material, preparan bocadillos, acompañan a los músicos en sus desplazamientos, decoran la sala de ensayo, limpian las instalaciones, están como voluntarios en cualquier actividad, buscan colaboradores, venden productos de la Asociación… Vamos, en definitiva son un equipo humano siempre dispuesto para lo que haga falta y que nunca dicen que no cuando se les necesita.

Por eso el nombre de este pequeño artículo “En segunda fila”, porque creo que es como ellos quieren estar, ayudando, pero sin hacer ruido; que no se note que están pero que nunca falte nada; que cuando la Banda realiza un desfile que muchas veces dura horas y horas, los músicos sepan que detrás va a ir uno de ellos con agua o lo que se necesite; que mientras que los demás se preparan y descansan para el Festival o Concierto, ellos preparen el escenario, el lugar de la cena posterior e incluso muchas veces la propia comida que se va a servir en la misma; que se suban a una furgoneta con el instrumental y se desplacen al lugar que corresponda mientras el resto lo hace cómodamente en los autobuses; que si el local tiene mala cara, pues cojan y les den una mano de pintura, decoren o pongan cortinas: les he visto disfrazarse, poner vallas, pegar carteles, reparar material, etc.

Es verdad que no se les ve, pero se nota cuando no están; no piden nada a cambio, pero sin embargo reciben una cosa muy importante y que creo que no existe una fórmula para medir y para valorar, el cariño y el respeto de todos los que forman estas asociaciones culturales, y eso créanme, no tiene ningún precio.

Por ese motivo y porque creo firmemente en que este tipo de colaboración altruista, es uno de los pilares fundamentales y una de las sellas de identidad de nuestras sociedades musicales, que espero que todos valoremos y respetemos para que siempre podamos tenerlos junto a nosotros, y además porque a título personal deseaba rendir este pequeño homenaje a estos hombres y mujeres, de los que reconozco que he aprendido mucho, y algún día me gustaría llegar a ser como ellos.

José Miguel Ibáñez Lax.

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Nuestras Escuelas y Bandas de Música tienen mucho que decir


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