Tengo que dar mi más sincera enhorabuena y hacer público mi enorme agradecimiento a la Universidad Politécnica de Cartagena y a su Facultad de Ciencias de la Empresa por haber puesto su mirada en las Bandas de Música de la Región de Murcia.
Realizando un minucioso estudio del impacto que suponen estas entidades en la vida social, cultural y económica de nuestros pueblos y ciudades; han sacado a la luz algo que todos y todas los que pertenecemos a ellas sabemos desde el primer momento en el que entramos en contacto con alguna sociedad musical vinculada a una banda de música. Hago aquí un pequeño pero necesario énfasis en la banda de música como elemento absolutamente altruista y no profesional, dedicando estas palabras para aquellos que desconocen que las bandas pertenecientes a la federación murciana o cualquier otra federación regional, son entidades no lucrativas en su base pero que proporcionan posibilidad laboral y desarrollo económico indirecto a infinidad de empresas e individuos.
Pero, ¿realmente somos conscientes de ello? sinceramente creo que no. Yo mismo sabía que esto es así pero no he sido lo suficientemente consciente hasta que la Universidad nos lo ha puesto delante de nuestras propias narices.
Este trabajo nos viene a decir que cuando una banda de música se sube a un escenario o desfila por alguna de la calles de un pueblo o ciudad de cualquier rincón del mundo, lleva tras de sí no solo un repertorio a interpretar, el cual ha compuesto o compuso un artesano de la música, si no que será interpretado por un grupo de personas que han recibido una formación artística en una escuela de música. Estos músicos se formaron tras largos años de estudios, con profesores que a su vez adquirieron sus conocimientos en las mismas escuelas de música en las que iniciaron su andadura artística.
Al mismo tiempo las bandas, resulta que necesitan de instrumentos los cuales en muchos casos tienen un valor económico altísimo, aparatos que necesitan la labor de profesionales que reparan el desgaste de los mismos y que en muchos casos, son las propias asociaciones musicales las que acaparan el gasto económico de estos. También usan un vestuario, trajes que con el paso del tiempo hay que cambiar o arreglar, ya que parece ser; ¡los niños que pasan a formar parte de las bandas crecen! Todo esto son “pequeñas” cosas que forman parte del día a día de la banda del pueblo.
Después están las “grandes” cosas como la responsabilidad de sus directivos cuando firman un préstamo, o una nómina de un trabajador que depende de que esa sociedad musical siga viva para poder a su vez; vivir de la música, su anhelo probablemente desde que empezó a tocar un instrumento en la academia de su pueblo.
En infinidad de ocasiones me pregunto a modo de reflexión; si el público supiese realmente la cantidad de elementos que intervienen dentro de una banda no profesional; el aplauso, respeto y apoyo activo o indirecto hacia ellas sería inmensamente mayor, trasladando esto evidentemente a políticos, responsable públicos y empresas privadas, todos ellos activos necesarios para nuestro desarrollo, porque sí; necesitamos ayuda, todos los días. Somos muchos los que nos preocupamos de la cultura musical, pero debido al volumen, seguimos necesitando ayuda y reconocimiento.
Al mismo tiempo y también a modo de reflexión, me ronda en la mente; ¿Qué narices hacen cientos de personas implicadas en un proyecto en el que muchas de las horas de sus vidas pasarán desapercibidas y no remuneradas? ¿Por qué hay tanta gente detrás de un movimiento como el “bandístico”? ¿Qué tenemos entre manos? ¿Somos lo suficientemente conscientes de ello?
Son tantas y tantos aspectos en los que una banda de música interviene directamente o indirectamente en la sociedad que cada vez me siento más orgulloso de que en mi pueblo, Yecla, hubiese una. A la vez me siento con mayor responsabilidad y preocupación por hacer mi trabajo correctamente a sabiendas de que las siguientes generaciones deben entender y ser conscientes del valor y del tesoro que les trasladamos. Les escribe uno de los que ha tenido la suerte de formarse musicalmente y laboralmente gracias a que un grupo de personas se vieron involucrados inconscientemente, en un movimiento llamado Banda de Música. ¡Creamos en ello! ¡Seamos conscientes!
Ángel Hernández Azorín, Yecla a 16 de junio de 2019.
Director de la Banda y Escuela de Música de la AAM de Yecla.