Hace ya un tiempo vio la luz mi libro sobre El Oficio de Director de Banda, del cual a continuación realizo una breve síntesis con el objetivo de promover la reflexión del lector. Director es el que guía, el que concierta el grupo. Es la persona a cuyo cargo está la dirección de algo. En […]
Hace ya un tiempo vio la luz mi libro sobre El Oficio de Director de Banda, del cual a continuación realizo una breve síntesis con el objetivo de promover la reflexión del lector.
Director es el que guía, el que concierta el grupo. Es la persona a cuyo cargo está la dirección de algo.
En esta definición de lo que es esencialmente un director se debe tener en cuenta de que “el hábito no hace al monje”, por lo que el estar al frente de una agrupación musical no hace por sí sólo de uno un maestro.
El oficio de maestro (lerena dixit) se relaciona con el conocimiento práctico puesto que oficio procede del latín opus (trabajo) y facio (hacer), por eso los oficios se aprenden haciendo, practicando, mientras que a la profesión se accede mediante unas cualificaciones académicas. Es consabido que maestro es alguien que sabe, alguien que domina un arte; no, sin más, alguien que vive de ejercer la enseñanza.
En el proceso de nuestra formación musical como Director, hemos tenido que estudiar, ensayar y dirigir muchas obras de numerosos compositores, muy variados géneros y formas musicales escritas tanto para orquestas de cámara, sinfónicas, como para bandas de diferentes conformaciones y tamaños. No obstante, en ninguna ocasión hemos visto colocar una nota o advertencia del autor que señale o discrimine: …la siguiente obra debe ser dirigida por un director de orquesta…o por un director de banda. En otras palabras, las obras han sido concebidas para muy variadas combinaciones instrumentales. Su estudio, montaje y presentación requieren en todo caso de un profundo proceso de análisis y un conocimiento y destreza profesional que ocupa y exige la preparación y capacitación de cualquier director que se forme para desempeñarse como tal.
La especialización como director de banda, de orquesta o de coro, viene determinada más por cómo es el repertorio que interpretamos o las tareas que día a día realizamos, que por la diferencia del empleo de la técnica de dirección entre una u otra agrupación. Un director debe estar preparado para dirigir a cualquier agrupación musical o vocal tanto amateur como profesional.
Esta formación suele adquirirse en los conservatorios, centros, cursos, etc. Adicionalmente, debemos agregar algo de magia y taumaturgia que establecerán las diferencias entre uno y otro director; pero, hasta ahora, esta materia no forma parte de ningún pensum… es el resultado de ese magnetismo particular y liderazgo personal que puede o no tenerse.
¿Cómo se aprende a dirigir?, es una pregunta frecuente que nos conduce a una reflexión profunda. En el mundo de las bandas se contesta al respecto y habitualmente: a fuerza de práctica.
En estos casos y si el aspirante a director no tiene preparación técnica alguna, hará víctima de su inexperiencia al público, a la banda y al compositor, para adquirir la técnica del oficio “a fuerza de práctica” en un período de antiartística actividad al frente de la agrupación.
Del mismo modo que un instrumentista, el director deberá de alcanzar la técnica de su instrumento antes de atreverse a presentar en público. Ha de formarse técnicamente en un instrumento que no posee, por lo que a parte de su estudio individual le convendrá realizar prácticas de dirección con estas agrupaciones.
Habitualmente se cree que para dirigir a agrupaciones infantiles y juveniles no hace falta estar preparado técnicamente, sólo con tener conocimientos globales es suficiente. Los grandes maestros no opinan lo mismo. El director de bandas infantiles o juveniles tiene que estar más preparado si cabe que el de otras agrupaciones musicales. Y es que la técnica debe de ir acompañada de psicopedagogía, siendo el director un educador musical que ha de conocer en profundidad las características y funcionamiento de todos los instrumentos de su agrupación; además de poseer una completa formación pedagógica para trabajar con niños.
Nuestro instrumento es un conjunto de individuos, un instrumento viviente. En el oficio tendremos que afrontar cuestiones no sólo relacionadas con la música en sí; sino también en lo referente a las relaciones humanas.
El Maestro de banda tiene que estar preparado tanto técnica como humanamente para trabajar con su grupo. Dentro de este perfil, tiene que ser un músico integral con una buena preparación tanto como director, intérprete, arreglista/orquestador, gestor cultural y psicopedagogo. Deberá conocer la historia de las bandas, de su propio repertorio, así como contar con una buena formación auditiva y una capacidad de análisis desarrollada y aplicable a toda la música. Lo más importante de su persona es que cuente con vocación, con aptitud y con actitud por el oficio a desenvolver.
En las bandas amateur, la labor del director debiera de ser la de un educador tanto de las nuevas generaciones como de las comunidades de adultos. Esta labor es de una gran responsabilidad e incumbiera estar en permanente interlocución con las autoridades municipales y regionales, para su fortalecimiento y apoyo en las políticas culturales. El director no sólo debe poseer una buena pedagogía, sino que ha de desarrollar unas pautas psicológicas y sociales de conexión con su entorno.
Al director corresponde el fomentar la creatividad del grupo, pero de una manera individualizada; desarrollando en los jóvenes y a través de la música su propia personalidad que los lleve a conocerse y expresarse con independencia. Esta formación cuidada y personalizada debe de ser ética y respetuosa. Ejerce de pedagogo y debe de ser creativo y capaz de individualizar los procesos de aprendizaje, disponiéndolos en una metodología grupal. Deberá además de construir su propio proyecto y método de enseñanza, sin repetir o copiar fórmulas. Cada escuela-banda que no pertenezca a un Plan Nacional, será diferente de las demás siendo las variables las que condicionan el medio.
Los nuevos proyectos a constituir en las escuelas aparte de musicales, han de ser educativos, culturales y sociales; teniendo como objetivos principales el educar desde la música, acercarla a la sociedad y transformar a través de la misma el entorno de los jóvenes músicos del municipio. El nuevo proyecto educativo y social que se ponga en funcionamiento debe de contemplar todos los puntos y factores que influyan en la educación del niño. Así mismo debe ser la combinación de una calidad artística con una profunda convicción ética, desde la confianza en el valor educativo de la música para la dignidad del ser humano.
La idea de enseñanza y pedagogía del maestro se basará en lo que es una banda en sí: un equipo. Por eso desde el comienzo los niños deben de tocar juntos en un colectivo. Las prácticas en conjunto son la mejor herramienta para la integración social y la más motivante para el estudio de los jóvenes.
El director deberá orientar parte de sus esfuerzos en buscar el apoyo de las políticas y los programas culturales de la administración municipal, tendientes a valorizar el papel de la música en el desarrollo del individuo y la vida social.
Estos factores se deben tener en cuenta anteriormente al trabajo humano y musical que vamos a desempeñar con nuestro instrumento. Nuestros objetivos deben ser claros y precisos, marcándonos unas metas reales a alcanzar.
El no afrontar nuestra propia realidad y la de nuestro entorno nos conducirá al fracaso. Aparecerán pronto las frustraciones dadas bien por impotencia, incapacidad o desmotivación, al no alcanzar nuestras pretensiones.
Este mal lo padecen todo tipo de profesores que programan un repertorio únicamente para lucirse, no sentirse frustrados o para compararse con otros compañeros; pudiendo entonces decir orgullosos que yo dirigí la sinfonía de…
Tarea compleja la que desarrollan los directores de nuestras bandas. Ante las adversidades debemos de ser más profesionales si cabe en nuestro trabajo, tener mucho oficio y para llegar a ser maestros contar con una gran aptitud, actitud y vocación por nuestro ¿oficio, profesión?
Por Carlos Diéguez Beltrán,
Director de la Escuela Municipal de Música de Ortigueira (Galicia).
Presidente de la Asociación Nacional de Directores de Banda.