Música y vida.
Desde que tengo uso de razón recuerdo cómo me emocionaba escuchar a la banda de mi querido pueblo, Cehegín. Al pasar delante de mí la contemplaba fijándome en cada instrumento, sus detalles, su sonido… Pero por timidez y vergüenza nunca me planteé el apuntarme a aprender y formar parte de ella.
A partir de 6° de EGB aprendí a tocar la flauta dulce y cada rato que pillaba por mi casa era para practicar las obras que me mandaban en el colegio y otras que yo escuchaba en el equipo de música, incluso sacaba de oído las canciones del momento que se oían en la radio.
Recuerdo lo bien que lo pasábamos mis amigas y yo ensayando las obras que nos mandaban para tocar en pequeños grupos cada trimestre.
Después estudié “Maestra de Educación Infantil” y pude disfrutar de la asignatura “Didáctica de la Música” y de una optativa, que era “Guitarra”. Me llevé la guitarra a Murcia y disfrutábamos cantando y tocando mis compañeras de piso y yo.
Soy madre de dos niñas y desde pequeñas han disfrutado conmigo y con su padre del gusto por la música en toda su variedad. Las apuntamos a la escuela de música de Molina de Segura con la idea de que probasen. Yo sabía que tenían buen oído y gusto por interpretar música, pues desde muy pequeñas les encantaba tocar instrumentos en casa e incluso aprendieron a cantar (entonar) antes de hablar. Y ahí siguen las dos, estudiando el grado profesional de flauta travesera y de oboe. Cuando estaban terminando el grado elemental las apuntamos a la Banda Municipal de Molina y ha sido una experiencia excepcional para ellas. El ambiente que han vivido, las amistades que han hecho y los ratos de convivencia con sus compañeros. Son experiencias con las que cuentan gracias a la música y no las cambiaríamos por nada del mundo.
Yo me ofrecí como voluntaria para colaborar desde la junta directiva de la banda y ahí sigo. Casi todos los que estamos en esa junta directiva estamos estudiando música. Coincidimos en esa motivación que nos proporciona este ambiente y el gusto por interpretar obras musicales y por seguir aprendiendo con nuestros respectivos instrumentos.
Me decidí a estudiar música, animada por una buena amiga que también tiene a sus hijos en la banda. Decidimos apuntarnos las dos al mismo instrumento para ir juntas a clase, y nos apuntamos a bombardino, que era el instrumento con el que podíamos conseguir plaza las dos. Nos daba igual el instrumento que escogiésemos, sólo queríamos aprender e ir juntas para poder tocar más adelante en la banda municipal de Molina.
Mi amiga no pudo seguir con el instrumento, aunque seguimos siendo compañeras en lenguaje musical… y en la directiva de la banda. Y yo ya estoy en 3° de grado elemental.
Me encanta y tengo que decir que el maestro que tengo es un lujo, Daniel Férriz, porque transmite el gusto por la música por encima de todo. Además de ser un gran profesional, unido a la paciencia que tiene…, hace que me guste aún más este bonito instrumento.
Desde enero de 2019 participo como músico en la Banda de Iniciación de la Banda Municipal de Molina. Tanto la directora de esta banda, M. Elena Andugar, como el que ha sido director de la banda municipal durante muchos años, F. Javier Paternain, siempre me han animado en este difícil comienzo.
Me estrené en el Auditorio Víctor Villegas, lo que supone una experiencia increíble. También he tenido la oportunidad de tocar en el teatro Villa de Molina y, en breve, tocaremos en el teatro Romea de Murcia. Es maravilloso poder vivir estas experiencias.
Tengo que decir que la mejor cualidad que tengo musicalmente es el oído. Me da mucho apuro tocar mal porque lo noto enseguida, pero cuando me sale bien es como trasladarme a otro mundo por un momento.
Me siento muy satisfecha por haberme dado a mí misma la oportunidad para vivir esta experiencia y doy gracias porque haya sido posible. Y gracias también a todo el ambiente que hay en la escuela de música y el conservatorio de Molina de Segura, tanto el profesorado como el alumnado y a la Banda Municipal.
Luisa Soria Martínez.
Alumna de Bombardino.