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Federación de Bandas de Música de la Región de Murcia

La Música de Banda en Semana Santa

Es evidente la relación existente entre las Bandas de Música, muy especialmente en nuestra Región de Murcia, y la Semana Santa.

Digamos que la Música Sacra adquiere en este tiempo carta de naturaleza, pues toda la grandiosidad compositiva en este género sacro viene a centrarse en embellecer los grandes misterios de nuestra Redención. Desde el más antiguo y medieval “gregoriano”, hasta la última “marcha” compuesta en estos días por la genial Clara Gil, toda una gama de lo religioso impregna el magnífico cuadro, el escenario donde el Dios hecho Hombre asume hasta las más profundas consecuencias el haberse comprometido en nuestra salvación.

Recurrir al Renacimiento es encontrar la Polifonía que dará realce a la liturgia cristiana desde los más variados compositores, sobresaliendo, sin duda, en Italia, Palestrina, y, en España, Tomás Luis de Victoria. Pero hay, además, tanto en nuestra patria como fuera de ella, una pléyade de compositores religiosos, que sería imposible detenernos aquí a valorarlos como merecen. Francia, Alemania e Inglaterra aportaron música sacra suficiente como para admirarlas por ello en los siglos posteriores.

Fue el Barroco la época religiosa por excelencia en el campo de la música. Lo vocal aún se alimentaba del Renacimiento, pero vocal e instrumentalmente el Barroco nos llenó los corazones de los más sublimes deseos, de las melodías más íntimas, de la fe, digámoslo así, hecha música. Y, aunque tres gigantes de la composición capitanearon todo un ejército de artistas de la música sacra, éstos forman como la corona inmarcesible de un Bach, de un Vivaldi o de un Haendel. Y todos ellos pasaron a la inmortalidad del pensamiento y del sentimiento, porque lo suyo fue tanto un tratado teológico musical o un tratado musical de teología. De ambos períodos surgieron Misas, Oratorios, Motetes, Suites, Conciertos, Sinfonías, Óperas, etc.

Y el Clasicismo y el Romanticismo se alimentaron de todo ello, hasta nuestros días. Pareciera que el tiempo presente, tan secular, había desbancado el mundo de la fe, como si se hubiera esfumado esa áurea celeste que envolvió la Tierra a base de belleza musical. Pero no fue así. Surgieron, sí, otras formas de expresión musical, otros modos de exponer el mensaje divino de la música. Pero sería demasiado prolijo enumerar a aquellos, con la injusticia de olvidar a algunos, que, desde Wagner, Bruckner y Mahler, hasta nosotros, nos recuerdan la trascendencia de lo humano expresada en el pentagrama.

Aquí se colocan, ya, las composiciones sacras para Banda, de las que España es adalid. Tanto es así, que resulta impensable la Semana Santa y sus Procesiones sin la participación de esas marchas que acompañan los Pasos, las Imágenes plásticas de lo humano y divino en Cristo. Citar compositores, en este sentido, resultaría gravoso. Pero todos ellos, y todas esas Bandas de Música que los interpretan, merecen nuestra más sincera gratitud. En especial, nuestras Bandas murcianas. Ver una imagen de la Virgen de los Dolores y escuchar el “Mater Mea” no tiene precio. Son un sinfín las marchas procesionales que se interpretan en estos entrañables días de la Semana Santa. La música ayuda a recoger el alma, a centrarse en lo que los ojos ven como parte del cielo que nos espera. Cada músico que pone su corazón en la partitura que interpreta es como un catequista de la doctrina cristiana.

De ahí la importancia de que las marchas pasionales se distingan claramente de las de solemnidad y, por supuesto, de las de gloria o profanas. No es fácil, porque los compositores no siempre están en esa sintonía del espíritu, y sin inspiración no pueden hacerse milagros. Pues un milagro es lo que sucede en Semana Santa cuando las Bandas de Música nos comunican ese mensaje inefable, que lo es porque la razón a más no llega.

Quiero, por tanto, en estas líneas manifestar mi gratitud personal hacia las Bandas de Música murcianas, y a su Federación. Y animarlas a que se nutran, en estos días santos, de la música procesional más íntima, más humana, más espiritual. Que tiempo hay, cuando llegue y pase la Pascua, de lucir sus mejores sones en distintos Festivales y competiciones, mostrando el arte de las musas por excelencia.

¡Feliz Semana Santa!

Alfonso Gil González.

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