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Federación de Bandas de Música de la Región de Murcia

Historia de las Bandas de Música Militar

Evolución e influencias sobre las Agrupaciones Bandísticas Civiles:

Correspondiendo a la amable invitación que me hizo Dª. Ginesa Zamora Saura, presidenta de la Federación de Bandas de la Región de Murcia, para colaborar con un artículo para el blog de la mencionada Federación, acepto de muy buen grado tal petición.

El tema a tratar del artículo está estrechamente ligado a las bandas de música, pues versará, tal como aparece en el encabezamiento del este artículo, sobre la historia y evolución de las agrupaciones musicales militares y la influencia que tuvieron en el origen de las bandas de música civiles.
Partiendo de las primeras fuentes de las que tenemos constancia: pinturas, relieves, esculturas, textos etc., en las que aparecen o describen a guerreros, portando objetos o instrumentos para producir sonidos cuya finalidad era el combate, viajaremos a lo largo del tiempo, describiendo la evolución de estos grupos musicales, así como de los instrumentos que usaban y los grupos instrumentales que conformaron, siendo éstos con el devenir del tiempo, el germen de nuestras bandas de música militar y éstas a su vez, el punto de partida de las bandas de música civiles. Gabriel Parés en la introducción que hace de su tratado de instrumentación para banda de música dice: Cependant, nous dirons quelques motes de l’origine des Musiques d’Harmonie et de fanfarre sous premiere forme, Musique Militaire. “No obstante diremos algunas palabras sobre el origen de las Músicas de Harmonía (bandas) y de Fanfarria (charangas) en su primera forma (que tienen por antecedente) La Banda de Música Militar.

Es innegable la importancia que dieron los pueblos primitivos y las primeras culturas a los sones musicales, como elemento de expresión y de comunicación. Al igual que en la actualidad, aquellos pueblos y culturas utilizaron la música en su vida cotidiana para diversos usos; tanto religiosos como profanos: ceremonias, ritos, danzas, expresar sus sentimientos etc. Con el tiempo ha quedado demostrado científicamente las distintas reacciones que producen en nuestro sistema nervioso los sonidos, que varían según sus alturas, duraciones, intensidades, timbres etc. Es de suponer, que los primitivos humanos se percatasen que ciertos sonidos producidos por su propia voz, sus extremidades o valiéndose de ciertos objetos como palos, troncos, membranas y rudimentarios aerófonos: caracolas, cuernos horadados, silbatos etc., elevaban su espíritu y ardor combativo, tanto en las cacerías como en las contiendas que por razones territoriales mantenían los clanes y más tarde las tribus.
Con el nacimiento de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto surgieron los primeros ejércitos regulares, los cuales contaban entre sus filas grupos de músicos guerreros que portaban rudimentarios instrumentos aerófonos y de percusión, cuya finalidad era tanto la de elevar la moral de los combatientes como la de intimidar al enemigo, además de acompasar y ordenar sus despliegues para la batalla, cuando las tácticas para el combate se fueron haciendo con el tiempo más complejas, al aumentar considerablemente el número de contendientes sobre el campo de batalla.

Al descubrirse los metales, aquellos rudimentarios instrumentos aerófonos de procedencia animal: cuernos, caracolas, huesos etc., fueron reemplazados por otros confeccionados de cobre o bronce imitando a aquellos, así nacieron las rudimentarias primeras trompetas y trompas. Asimismo, utilizaban instrumentos de lengüeta doble y diversas clases de flautas, tal como podemos apreciar en las reproducciones iconográficas que aparecen en diversas muestras de arte de aquellas épocas.

Son diversos los textos antiguos en los que se mencionan a guerreros portando instrumentos en las batallas. Citaré algunas de las muchas referencias, por ejemplo, que hace la Biblia al respecto. 1. Yahveh habló a Moisés y le dijo: 9. Cuando salgáis a la guerra contra el enemigo que os ataque, tocareis alarma con las trompetas (Éxodo 10:1-9). Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas, (cuernos de carneros horadados llamados “Shofar”), y la gente gritó a vox en cuello, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. (Josué 6:20).

La tradición de estas primeras culturas fue retomada por Grecia. Los griegos durante casi todo el milenio anterior a nuestra era, estuvieron inmersos en continuas guerras, tanto entre sus ciudades estado (polis), como las que sostuvieron contra otros pueblos: Peloponeso, Médicas, conquistas de Alejandro Magno etc. En la mayoría de sus batallas terrestres sus unidades tácticas de infantería, las falanges, atacaban de frente a la carrera cantando el Peán, canto al Dios Apolo, en cuanto las trompetas rectas, Salpinx, daban la señal de ataque, utilizando tambores para sincronizar los movimientos y orden en las mencionadas unidades, además de elevar el espíritu combativo de los guerreros de aquellas (hoplitas, gimnetas e psilós) que las constituían.

Los guerreros de los pueblos que poblaron la península ibérica, también utilizaron ciertos instrumentos con fines bélicos, algunos procedentes de sus contactos con las antiguas culturas mediterráneas, como así lo atestiguan las numerosas pinturas y relieves encontrados.

Fragmento de uno de los vasos de Llíria (Siglo III a. de C.) en el que se representan a unos guerreros íberos y unos músicos tocando un Aulos Doble y una Trompeta.

Roma, pueblo conquistador y en constante expansión territorial desde sus orígenes, articuló para ello un ejército permanente que fue haciéndose cada vez más numeroso según iban aumentando el número de sus fronteras. En la organización de sus legiones se contemplaba un grupo de combatientes músicos, los Aenatores. Los instrumentos que utilizaban aquellas agrupaciones eran los Tambores, para acompasar el paso, el Litus, trompeta de sonido agudo y estridente de uso para la caballería, y las Tubas, Cornus y Buccinas, de sonoridad mas grave para la infantería. El uso de utilizar instrumentos de registro agudo para las unidades de caballería y otros de registro mas grave para la infantería ha perdurado hasta nuestros días. Los clarines de sonido estridente son utilizados en las bandas de guerra de los escuadrones de caballería, mientras las cornetas son empleadas en las unidades de a pie. Además de su uso en el campo de batalla, los romanos utilizaban estas agrupaciones musicales en las ceremonias de carácter militar: desfiles, paradas, triunfos, etc.

Representación en la columna trajana de un grupo de Aenatores, músicos de las legiones romanas, tocando el Cornus.

Los instrumentos de la época romana, con leves modificaciones, siguieron utilizándose durante la Edad Media, como lo demuestran las numerosas miniaturas de los códices de esa época. A aquellos se va a añadir allá por el Siglo XII otros traídos de Oriente Medio por los cruzados, la Flauta Travesera, la Chirimía y el Timbal. La Flauta Travesera es pronto adoptada por las milicias populares, cuyos sones eran acompañados por el Tambor de Guerra. Este conjunto tuvo gran predicamento durante los siglos XVI, XVII y XVIII en los ejércitos europeos. En España aún subsiste una unidad de estas características, La Banda de Tambores y Pífanos (instrumento similar al flautín) encuadrada en La Unidad de Banda y Música de La Guardia Real. El Timbal era empleado con fines militares en la India y Egipto desde las primeras centurias de la Edad Media, siendo colocados sobre los costados de elefantes o caballos , acompañados por diversos tipos de Trompetas. Esta modalidad fue adoptada por la caballería de los ejércitos sarracenos y pronto pasó a la propia de los cristianos, a través del contacto de éstos con aquellos en las guerras de las Cruzadas y en las de la Reconquista de la península Ibérica. Tales formaciones han perdurado hasta nuestros días en las bandas de guerra de las unidades montadas.

Miniatura del Códice de las Cántigas de Alfonso X, en la que se aprecia un escuadrón de caballería Andalusí y entre sus jinetes, a varios tocando el “Alnafir”. Instrumento copiado del “Litus” romanos.

Un grupo de músicos con Añafiles (Alnafir), Pífano y Tambor, rinde honores al Cardenal Cisneros cuando desembarca tras la conquista de Orán (1509). Cuadro de la capilla Mozárabe de la Catedral de Toledo.

Según escritos de la época del reinado de Luis XIV de Francia (1642-1715), las bandas de música militar estaban formadas por Trompetas, Oboes, Pífanos, Tambores y Timbales. J.B. Lully, M. A. Charpentier y otros compositores de la época, compusieron por encargo del citado monarca marchas y otros tipos de composiciones adecuadas a la formación instrumental descrita. Ésta sufrió a comienzos del Siglo XVIII, una modificación en su plantilla instrumental, al ser sustituidos gradualmente los Oboes por los Clarinetes.

En España el rey Carlos III (1759-1788), mandó en 1769 recopilar los toques de ordenanza de uso en sus ejércitos, quedando, integrados en las Reales Ordenanzas Militares que promulgó en 1768, las cuales han estado vigentes hasta hace 43 años. En ellas a su vez, se dan normas precisas sobre la misión y uso de las Bandas de Guerra.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, a las plantillas instrumentales de las bandas de Música Militar de los ejércitos europeos, se les sumaron a los instrumentos ya existentes, otros de percusión provenientes de las bandas de Jenízaros de los ejércitos otomanos. Al conjunto de esos nuevos instrumentos, Bombo, Platillos y Triángulo, se les denominó de Música Turca.

La gran innovación en las formaciones de Música Militar fue introducida por las bandas de Infantería de los ejércitos napoleónicos a principios del Siglo XIX. Estas agrupaciones instrumentales estaban compuestas por una sección de instrumentos de viento: Flautas, Oboes, Fagotes, Clarinetes, Trompetas, Trombones, Cornetas, Trompas y Serpentones, y otra de instrumentos de percusión: Cajas, Tambores, Bombos, Platillos y Triángulo. Estos conjuntos nacieron en los días de la revolución francesa a finales del Siglo XVIII y fueron fomentados por las autoridades de aquel momento, con el fin de amenizar los actos y celebraciones de la joven república. Como se puede apreciar aquellos conjuntos poseían una estructura, en cuanto a disposición instrumental, parecida a la de nuestras bandas de música actuales. Con el paso del tiempo desaparecieron algunos de los instrumentos descritos (Serpentones), se perfeccionaron los restantes y se incorporaron otros durante la segunda mitad del Siglo XIX, familia de los Saxofones y de los Saxhorns (Fiscornos, Bombardínos, Bajos…) ambas debidas al constructor belga Adolfo Sax. Los instrumentos de cuerda frotada, Violoncello y Contrabajo, fueron adoptados hacia mediados del siglo pasado, con el fin de dulcificar y dar fluidez a las sonoridades del registro grave de la banda. Los de percusión, tanto determinada como indeterminada, de origen oriental y afrocaribeño se han ido incorporando recientemente de manera significativa, con el fin de satisfacer la demanda que de ellos precisan las composiciones musicales actuales.

A principios del Siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, Los Regimientos de Infantería españoles tomaron como modelo de organización y uso de sus bandas de música , aquel que tenían los Regimientos de Infantería galos y durante todo ese siglo y parte del siguiente, fueron a la zaga, imitándoles.

Banda de Música del Tercer Regimiento de Infantería de Marina, en la actualidad Tercio de Levante de la Infª. de Marina, en 1874.

Estos conjuntos instrumentales no se limitaban solo a interpretar música marcial, sino que con la gradual incorporación de nuevos instrumentos y el perfeccionamiento de los ya existentes, como he mencionado, más la calidad técnica y artística de sus músicos, hizo que se lograra un nivel interpretativo más que notable que los hacían aptos para abordar otros tipos de géneros musicales: Sinfónico, Dramático, Popular etc., con el fin de amenizar los momentos de asueto, festivos y lúdicos de la tropa y de los mandos de los regimientos a los que pertenecían, y con el tiempo, el de los lugareños de las poblaciones en los que estaban acantonados.

Debido a la gran aceptación popular que tuvieron las actuaciones de bandas de música militar a lo largo del Siglo XIX, animaron a vecinos de algunas localidades aficionados a la música a constituirse en agrupaciones musicales semejantes a aquellas en cuanto a organización instrumental, incluso adoptando sus componentes un tipo de vestimenta, vigente en casi todas hasta hace unas décadas, inspirada en los uniformes militares. Una vez formadas, algunas corporaciones municipales y otras instituciones de entidad pública o privada las promueven prestándole apoyo. De esta manera es como nacieron la mayor parte de las primeras bandas municipales y las más antiguas de entidad privada.

Si a lo expuesto en el punto anterior, tenemos en cuenta que muchos directores y personal docente de sus escuelas, en el caso de las bandas de titularidad privada, hasta hace apenas unas décadas eran músicos retirados o en activo provenientes del ámbito militar, y en ciertos casos miembros fundadores de tales instituciones, dan fe de sobra de la influencia que han ejercido las bandas de música militar en el nacimiento de las bandas de música civiles.

Unidad de Música de la Academia General Militar vistiendo uniforme de época en el año 1995. En aquel tiempo su director era Joaquín Grau Murcia.

JOAQUÍN GRAU MURCIA
Coronel Músico (Dirección)
Profesor de Grado Superior en las especialidades de Dirección de Orquesta, Armonía-Contrapunto-Composición e Instrumentación, Bombardino y Pedagogía Musical. Académico de la Real Academia de Bellas Artes Sta. María de la Arrixaca.

BIBLIOGRAFÍA.
G. PARÉS. Traité d’instrumentation et d´orchestration. (Ed. Henri Lemoine)
J. Franco Ribate. Manual de instrumentación para banda. (Ed. Música Moderna)
Ricardo Fernández de la Torre. Historia de la Música Militar. (Ed. Ministerio de Defensa)

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