Cuando me propusieron escribir unas líneas acerca del tema que nos ocupa; los festivales de bandas, fueron muchas las imágenes que en ese momento me vinieron a la mente. Y es que, dentro de las actividades que una banda de música viene a desarrollar, los festivales de bandas representan una de las actividades más significativas, de más calado y provecho.
Quienes formen o hayan formado parte de una asociación musical estarán de acuerdo conmigo que nos encontramos ante una actividad sumamente gratificante cuyos beneficios son innumerables, tanto en lo propiamente musical como en lo social.
Entre los objetivos fundamentales en los que se asienta una agrupación musical está el de ir progresando como conjunto instrumental, mejorar la calidad técnica de los músicos, descubrir y explorar nuevos repertorios y todo ello bajo el manto de una máxima: aprender y disfrutar con la música. Por otra parte, trabajar de forma continuada en una banda de música a través de los ensayos y otras actividades tiene un fuerte carácter socializador; compartimos con los demás un mismo centro de interés que une mucho, el compañerismo y la pertenencia al grupo rompe todo complejo de inferioridad, te conviertes en una parte imprescindible, nos ayuda a desarrollar aspectos tales como la empatía, el trabajo en equipo o te ayuda a dominar y mejorar tu técnica musical, entre otros.
Esta doble funcionalidad de una banda de música a la que acabo de hacer referencia – el desarrollo musical y social- se potencia de una manera muy importante cuando se decide participar en un festival de bandas.
Los músicos y el director tienen ante sí una tarea y responsabilidad añadida; encontrar un repertorio que permita trabajar determinados parámetros y así mejorar el nivel musical, tanto individual como del grupo, y por otro lado que este resulte atractivo y motivador para el músico que va a trabajar durante semanas con él, así como para el público al que irá dirigido. Un Festival de Bandas además conforma una actividad con un agente motivador para los músicos muy interesante. Cuando está prevista la realización de un festival, los músicos ya saben que tienen que aumentar su capacidad de esfuerzo, su nivel de exigencia y su disciplina asistiendo con más asiduidad a los ensayos y estudiar su partitura ante las diferentes indicaciones del director.
Además, el hecho de tener la oportunidad de salir del espacio habitual en el que desarrollas tu práctica instrumental y conocer otras bandas, otros lugares, es un añadido a los múltiples beneficios que implica la participación de un festival de bandas.
En lo social, el hecho de tener que tocar en otro municipio, ante un público distinto al que se está acostumbrado y tener que compartir actuación con otra banda de música hace que las relaciones de los músicos se estrechen entre sí, puesto que tienes la responsabilidad de ejecutar bien tu papel, estar compenetrado con el resto de los compañeros y compañeras y, en definitiva, se produce una suma de talentos en la que cada uno pone lo mejor de sí mismo, provocando que las relaciones sociales del grupo se fortalezcan.
Por otra parte, cuando dos o más bandas se unen para la celebración de un festival de bandas, se produce una amalgama de beneficios donde el músico es el más favorecido. Los Festivales de Bandas de Música ofrecen al músico la oportunidad de conocer múltiples pueblos y ciudades, de tocar en muchos teatros y auditorios, descubrir nuevo repertorio, conocer nuevas amistades y entablar cordiales lazos afectivos ya sea dentro de tu propia asociación como con las demás, en definitiva, compartir con otras personas una misma pasión y ese amor incondicional por la música que se siente es altamente reconfortante.
En mi caso personal, y estoy seguro que aquel integrante de una banda de música que lea estas líneas compartirá, el haber participado en festivales de bandas me ha brindado la oportunidad de conocer muchos de los pueblos y ciudades de la Región de Murcia así como de otras provincias, haber tocado en teatros que, por lógica general, no hubiese tenido la oportunidad de hacer, he compartido con mis compañeros de banda anécdotas y momentos que guardo dulcemente en mi recuerdo, me ha hecho crecer como músico y ha cultivado en mí valores muy importantes como el respeto, la capacidad de análisis y juicio crítico y el gusto por la estética musical.
En nuestra Región de Murcia, los festivales de bandas nacieron prácticamente de forma paralela a la creación de la mayoría de las actuales asociaciones musicales allá por principios de los años 80 y los años 90 del siglo pasado. Son muchas las poblaciones de nuestra Comunidad Autónoma que superan más de veinticinco y treinta ediciones de festivales de bandas a sus espaldas, siendo por tanto uno de los acontecimientos intrínsecos de una banda de música, profundamente enraizados, siendo por tanto un elemento imprescindible y básico de la actividad de una banda.
Tras el obligado parón que hemos vivido en los últimos dieciocho meses derivados de la pandemia, en el que la actividad general de nuestras bandas de música se ha visto muy perjudicada, he podido comprobar como nuestros festivales de bandas poco a poco vuelven a resurgir, realizándose con todas las medidas higiénico-sanitarias que imperan y lo hacen con las mejores condiciones, con más fuerza e ilusión que nunca demostrando así que la Cultura, nuestra Cultura, es segura.
Quiero concluir mandando un mensaje de ánimo a todas las directivas que tan mal lo han pasado y aún están pasando, para que, con el debido impulso y ayuda, retomen plenamente su actividad musical, se animen a retomar los festivales de bandas, tanto en sus municipios como a participar de otros. La música es necesaria, quienes aman la música, público o instrumentista, la necesitan. Trabajemos por la música de nuestros barrios, pueblos y ciudades. La música nos hace mejores como personas.
Diego Boluda.