El pendón y la pendonaza
Escribo el pendón, que no la pendonaza, sabroso insulto que perdimos y que tan castizo sonaba en las bocas de aquellas abuelas enlutadas de por vida, las que atesoraban el dinero entre sus senos descomunales envuelto en pañuelos, las que vestían dos pares de medias: las primeras, recias y de color gris oscuro, para que […]