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Carlos Escobar

Música inesperada

Ciego por obsesión

El Gran Teatro del Liceo de Barcelona inaugura la temporada en la que celebra su 20 aniversario con una producción de Turandot, la ópera que dejó sin concluir Giacomo Puccini impedido por una grave enfermedad laríngea. 

Entre las virtudes más sobresalientes en las que destacó Puccini estaba su capacidad para describir la personalidad femenina con música, a través de mujeres en escena como Tosca, Madama Butterfly, Mimí, Manon o Minnie, entre otras.

Paradójicamente, en Turandot, la heroína de Puccini no es la “princesa de hielo” que da nombre a la ópera, sino Liú, el otro personaje femenino que con su humanidad conmovedora, es perfectamente creíble ante nosotros hasta el punto de agitarnos emocionalmente.

De una manera rotunda, podemos decir que Liú es la mujer que mejor representa como el compositor italiano maneja los temas delicados. En otra ocasión ya les hablé del “instinto neroniano” de Puccini refiriéndome a su capacidad para alternar entre la más terrible crueldad y el amor más puro.

En el primer acto de la ópera, Calaf, el príncipe desconocido, llega a la corte de Turandot en Pekín y se enamora de ella. Allí se da a conocer como un nuevo pretendiente para casarse con la princesa en contra de las advertencias de su padre, de su sirvienta Liú y de tres máscaras que resultan ser los ministros del emperador. Calaf decide someterse con determinación a los tres acertijos que “la princesa de hielo” le propone  a sabiendas de que un error significaría su muerte.

Una vez más, la ópera de Puccini muestra la naturaleza humana y la credibilidad de un enamorado que, preso de la obsesión, no atiende a los consejos y a advertencias para llevar a cabo su empresa. 

Tanto se centra la atención de Calaf en Turandot que permite atónito que la mujer que lo ama, Liú, sea torturada y finalmente se quite la vida, una vez que ella entiende que su amor hacia el príncipe es imposible y que su gesto protege su identidad y por tanto su vida.

Puccini dejó de escribir en la partitura de Turandot justo cuando muere Liú, hecho que tiene un claro reflejo en la producción que se está representando en el Liceo. Al final de la ópera, Turandot descubre que es una mujer con capacidad para amar, pero a diferencia de la versión original completada por Alfano en la que se casa con Calaf, en la propuesta de Barcelona, la princesa besa a la yacente Liú al tiempo que el coro se desnuda para despertar de la irrealidad que está viviendo.

Turandot es una obra de arte en cuanto a melodías, armonías, orquestación, corales y colorido, pero ante todo es un alegato al amor puro y una lección de humanidad. Parece que el destino ha querido que estos días sea representada en Barcelona, donde la convivencia democrática es traicionada por la barbarie independentista.

 

 

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por Carlos Escobar

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