Tratándose de Torre Pacheco habría que retrotraerse en el tiempo y mandar las quejas al maestro Armero. Aunque solo sea por crear escuela. No se habrá metido la mano, o la pata, pero eso del ‘dedo mágico que siempre acierta’ en designaciones tiene una larga tradición en un Ayuntamiento que parece el Colegio Hogwarts, solo que sin Harry Potter y menos refinamiento en las formas. Quienes practican ese curioso arte de nombrar y luego pedir el informe preceptivo creen que hablar de corrupción política es un acto de mala fe, propio de «tíos perrancos», en expresión muy Fina, oída en una antigua grabación de la Guardia Civil obtenida por vía judicial. Por eso el ‘dedo mágico’ está ahora en posición ‘peineta’, con el respaldo del partido. Ceder sentaría un precedente. Tan obvio que huelga decir para quién.