Puede sorprender que se hable de religión en un blog sobre innovación. Con todos mis respetos por cualquier creencia religiosa, “Iglesia innovadora” parece un oxímoron, es decir, una expresión contradictoria, bien entendido que me refiero a ella como organización, sin entrar a valorar dogmas de fe ni cuestionar el mensaje cristiano.
Es un hecho estadístico que la Iglesia ha perdido relevancia social, sobre todo entre los jóvenes, que apenas acuden a los servicios religiosos los domingos. La desproporción entre las personas que se declaran cristianas y las que asisten con regularidad a misa dominical es abrumadora. En nuestro país, según datos del CIS, un 7o% de la población se considera católico sin embargo, sólo el 11% practica regularmente la religión.
La irrupción del nuevo Papa, Francisco, el primer papa jesuita, no está resultando indiferente para nadie, hasta el punto de que ya, en pocos meses, se ha ganado la vitola de innovador. Aquí se puede ver un breve resumen de la trayectoria de sus 10 antecesores:
Los gestos de humildad Papa Francisco, contrario al boato de la curia romana, y las líneas maestras de su mensaje que se resumen en el lema: “una Iglesia pobre para los pobres” hacen presagiar vientos de cambio en la Iglesia católica. Finanzas vaticanas, aborto, eutanasia, ética sexual, celibato de los sacerdotes, papel de las mujeres, uniones homosexuales,…son cuestiones sobre las que se deberá pronunciar en su pontificado que ha calificado de lucha contra la “indiferencia global”.
Aparte de ansias renovadoras, sentido del humor no le falta al nuevo Papa. Preguntado por un periodista si estaba cansado, en su reciente viaje a Brasil, Francisco I respondió: “No, no estoy casado, soy soltero”. También ha trascendido su premonitoria declaración de amor a una novia que tuvo a los 12 años: “o me caso contigo o me hago cura”.
Insisto, desde un enfoque puramente organizacional, la actitud innovadora del Papa, como máximo responsable de una institución esencialmente conservadora, es en mi opinión, encomiable y debería servir de ejemplo a instituciones y a empresas.
Desde mi punto de vista, y salvando todas las distancias, el fomento de la creatividad y de la cultura innovadora no difiere mucho de la labor evangelizadora de la Iglesia. La innovación necesita ser predicada, conocida, asimilada, … y practicada de forma sistemática. A las AAPP corresponde hacer esta doble labor que consiste en ser ejemplares como instituciones innovadoras y en fomentar la cultura de la innovación en la sociedad.
En una economía globalizada, para una empresa, resultar indiferente, irrelevante para sus potenciales clientes es un pecado mortal.
Pensar como los diseñadores (design thinking) está en la base de una moderna metodología que se puede aplicar para resolver cualquier tipo de problema o reto de la vida ordinaria y no sólo los relativos al diseño de productos o mejora estética de objetos o espacios, como su nombre podría sugerir. Su práctica sistemática en el seno de una empresa produce una corriente continua de nuevas ideas que propicia la innovación.
Como hemos dicho en entradas anteriores, gestionar bien, ser profesionales, hacer un trabajo de calidad, no son garantía de supervivencia y mucho menos de prosperidad de una empresa porque la mayoría de competidores también lo hacen así. Todos los negocios, grandes, medianos y pequeños, necesitan ser “refrescados” con frecuencia para distinguirse de los demás. La diferenciación innovadora será cada vez más crítica para sobrevivir.
Pero no sólo el mundo de los negocios, los servicios públicos en general, la educación, la sanidad, el turismo … deben impregnarse del espíritu innovador. Hay que liberar al genio humano de la botella del procedimiento El design thinking (pensamiento de diseño), término acuñado en la Universidad de Stanford en 2008, es considerada actualmente la gran herramienta facilitadora de la innovación continua en todos los ámbitos de actividad.
Es una metodología centrada en las personas que fomenta la capacidad de “ponerse” en la piel de los demás y la colaboración de todos los actores implicados en la resolución del problema, tanto internos como externos, para disponer de diferentes perspectivas de la realidad.
Es una herramienta práctica, para pensar haciendo, para propiciar ideas a partir de la experimentación, para que la innovación fluya continuamente como fruto de la colaboración y del trabajo en equipo y no sea fruto de la casualidad o de la inspiración ocasional del genio solitario.
No es objeto de este post detallar esta metodología, ampliamente recogida en Internet. Sí lo es remarcar que es un instrumento accesible y recomendable para todos, desde el más modesto de los negocios hasta las multinacionales más poderosas, pasando por las Administraciones Públicas. El design thinking es rápido de aprender y no es costoso, pero lo que verdaderamente importa es el cambio de actitud y de generación de mentalidad innovadora que facilita.
Pasatiempo creativo 5:
A un peral subí donde peras había.
Ni peras cogí
ni peras dejé.
¿cuántas peras había?
No hay empresas innovadoras sin personas imaginativas. La creatividad, históricamente asociada al mundo del arte, del diseño y de la publicidad, aplicada a la economía es una cualidad cada vez más valorada como la principal habilidad personal del futuro.
No quiere decir esto que sean despreciables, ni mucho menos, las habilidades de ejecución, fundamentales para el funcionamiento operativo de las empresas. Pero las ventajas competitivas, diferenciales provienen de la parte creativa de las personas, de las habilidades de exploración y descubrimiento.
Es evidente que por razones genéticas, educativas o del entorno, hay personas más “naturalmente” creativas que otras, pero esta condición no depende sólo de nuestra personalidad sino también de nuestra actitud. Como casi siempre “querer es poder” y si cambiamos nuestra actitud sin duda podemos mejorar nuestra creatividad. En general, se estima que la genética configura sólo 1/3 de nuestra forma de ser, y que por lo tanto, los 2/3 de nuestras habilidades personales se pueden adquirir y perfeccionar con la práctica.
Según se recoge en “El ADN del innovador”, libro de obligada lectura, la creatividad se basa en cinco habilidades concretas: asociar, cuestionar, observar, desarrollar redes de contactos y experimentar.
Pasatiempo creativo 4: Dicen que el monstruo del lago Ness mide 20 metros más la mitad de su longitud, ¿cuánto mide?
Aunque a lo largo de mi vida profesional he participado en algunas iniciativas innovadoras, quiero aclarar a mis posibles lectores que no soy un consultor experto en la materia. Lo que si tengo es afán por profundizar en las metodologías de aplicación práctica de la innovación así como ideas acerca de la difusión y asimilación de la cultura innovadora en la sociedad en general y en las PYMES en particular.
La verdad es que el índice de temáticas relacionadas con la creatividad y la innovación es tan amplio, tan variado, tan multidimensional, tan crucial para el desarrollo socioeconómico, y por ende, tan apasionante, que es difícil para mí establecer una secuencia lógica en los ítems a tratar y presentar de forma ordenada debido a mis propias carencias personales y a su encaje dentro de las limitaciones que impone un blog.
Me refiero a cuestiones como: creatividad, pensamiento lateral, design thinking, coworking o cosociety, innovación disruptiva, ecosistema innovador, talento, management, smart cities, territorios inteligentes, ciudades de la innovación, economía azul, energías renovables estrategias inteligentes,… conjugadas con las llamadas tecnologías facilitadoras (discontinuidades las llama Gary Hamel): Internet de las cosas, banda ancha, redes sociales, computación en la nube, nanotecnología, biotecnología,…
Pero como siempre, la base son las personas, con sus roles, aptitudes, actitudes, mentalidad, formación, conocimientos, ilusiones, aspiraciones, también con sus defectos. Los gobiernos, las administraciones públicas, las empresas, están dirigidas por personas, en ellas trabajan personas y sus productos y servicios van dirigidos a personas. Así que me ocuparé en las próximas entradas de los aspectos personales ligados a la innovación, empezando por la creatividad.
La creatividad implica diferenciación. Las organizaciones actuales, incluso en el sector público, no se pueden permitir el despilfarro de talento que supone no fomentar la creatividad de los empleados. Es cierto que hay personas más creativas que otras pero también lo es que la creatividad se puede entrenar y perfeccionar. Y también es verdad que cambiar la mentalidad de las personas cuesta mucho. Hay todavía muchos directivos que consideran que perfeccionar la gestión es el único camino posible de mejora de la competitividad de su empresa. Nadie defiende que una empresa no trabaje con calidad, ya que es una condición necesaria para su supervivencia, pero no es suficiente. Sin innovación no hay futuro.
Pasatiempo creativo 3:
Completa la siguiente secuencia lógica: O, S, S, O, O, S, E,….
La primera definición oficial de innovación que se reconoce como tal data de hace más de 70 años y es debida a Schumpeter:
“La innovación es la introducción de nuevos productos y servicios, nuevos procesos, nuevas fuentes de abastecimiento y cambios en la organización industrial, de manera continua, y orientados al cliente, consumidor o usuario”.
Joseph Schumpeter fue un economista austríaco (fallecido en 1950) que destacó por sus investigaciones sobre los ciclos económicos y por sus teorías sobre la importancia crucial del empresario como elemento determinante en el aumento y disminución de la prosperidad, subrayando su papel innovador.
Popularizó el concepto de destrucción creativa como forma de describir el proceso de transformación que acompaña a las innovaciones. Esta definición de innovación con ligeras variaciones, sigue siendo válida todavía, así como su reflexión de que “el desequilibrio es el estado normal de la salud de la economía.”
Por cierto, Schumpeter fue profesor del famoso Peter Drucker, padre del management del siglo XX, quien también fue simultáneamente alumno de Keynes.
Otros autores más modernos, como Gary Hamel, calificado por el Wall Street Journal como el gurú actual número uno en gestión empresarial, nos habla de la pirámide de la innovación.
En su opinión, cada uno de los diferentes tipos de innovación (operacional, de producto, estratégica y en management) contribuye con una intensidad distinta a la creación de valor diferencial y permanente para las organizaciones.
• Innovación operacional: Son los cimientos de la innovación. Disponer de unos buenos sistemas de información o de recursos tecnológicos avanzados es fundamental para una empresa moderna, sin embargo, según Hamel, este hecho no aporta ventajas diferenciadoras decisivas, ya que son relativamente fáciles de “copiar”.
• Innovación en productos y servicios: Es la que primero nos viene a la cabeza cuando hablamos de innovación. Un producto innovador puede lanzar espectacularmente a una empresa, pero en un mundo donde los cambios tecnológicos son tan vertiginosos, los éxitos puntuales pueden ser efímeros. A Samsung sólo le llevó unos años copiar los sofisticados modelos de móviles de Nokia.
• Innovación estratégica: Un modelo de negocio diferente puede consolidar el liderazgo duradero de una empresa, pero a la larga, lacaba siendo imitado. Ryanair, Zara, Wal-mart pusieron en práctica modelos audaces de negocios, pero enseguida surgieron competidores.
• Innovación en MANAGEMENT: En la cúspide de la pirámide. Requiere un cambio de mentalidad de los directivos. Por eso es tan difícil de conseguir y de copiar. Se trata de instalar la cultura de la innovación sistemática, de forma que corra por la venas de la empresa, de conseguir que la ilusión y la creatividad destierren las pesadas losas burocráticas de un modelo gerencial que está obsoleto, que ahoga la libertad y que los “vientos de la destrucción creativa amenazan continuamente”.
Hablamos de instaurar una nueva forma de trabajar que supere los clásicos modelos, basados en el control y la eficacia, y que libere energía creativa por los cuatro costados. La puntualidad, la disciplina, el orden, son valores positivos en las organizaciones pero no deben anular el potencial innovador de los empleados. La buena noticia es que la creatividad y el talento pueden ser fomentados con facilidad por los directivos, con independencia del tamaño de la empresa y que no se necesitan grandes inversiones para ello.
Iremos abundando en estas ideas en sucesivas entradas del blog.
Pasatiempo creativo 2: ACERTIJO
Dime si eres entendido,
esto como puede ser:
ni tres es menos que cuatro
ni dos es menos que tres
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